La gente, protegida con abrigos, paraguas y con lo que podía, empezó a llegar al escenario desde tres horas antes para admirar al artista madrileño, de 38 años, que hoy mismo llegó a Quito en un vuelo privado. El temporal parecía, a ratos, atenuarse, pero volvía, como una prueba para los "fans" de Sanz, que aguardaban impacientes su aparición en la cancha de Atahualpa. El popular cantante ecuatoriano Israel Brito empezó a abrigar el ambiente con varias melodías que fueron coreadas por muchos, mientras el artista daba todo de sí, incluso desafiando el aguacero, al pasar por un corredor del escenario principal. Bastó con que Sanz saliera a escena para que el ambiente se calentara al máximo y estallara en una portentosa mezcla de sonido y luces. El repertorio incluyó canciones nuevas y añejas de la producción discográfica del madrileño, que incluyen éxitos como "Enséñame tus manos", "A la primera persona", "Te lo agradezco pero no", "La peleíta", "El tren de los momentos", "Cuando nadie me ve" y "Corazón partido", entre otras. Coqueto con su público, el cantautor español encantó a los ecuatorianos y muchos extranjeros que acudieron a verlo. El concierto también destacó por el escenario, de unos 20 metros de ancho, dotado con luces programadas y montadas en una estructura metálica que asemejaba a un tren en movimiento. Según la empresa organizadora, "Top Shows", unos 200 técnicos montaron el escenario con casi 30.000 kilos en equipos de sonido y luces y varias pantallas gigantes. Asimismo, más de 500 policías resguardaron la seguridad en el estadio para el concierto de Sanz, que llegó a Quito tras presentarse en las ciudades colombianas de Cali y Bogotá, en su gira denominada "Tren de los momentos", que ha incluido a muchos países de Europa y América. EFE