Es que la deforestación persiste en razón a que, a pesar de existir una ley de protección, muy poco se hace debido al precario control que efectúa el Ministerio de Agricultura. Los industriales de la madera manifiestan que cumplen con la reforestación de los predios talados, lo que, al parecer, no se apega a la verdad; notándose una red de ilegales que son los que atentan más contra el ecosistema al cortar descontroladamente los árboles. Pero el daño no solamente llega al sector rural, pues lomas y colinas que rodean la urbes son ocupadas sin contemplación por invasores, que con el pretexto de no tener vivienda propia se apoderan de solares en lugares prohibidos, los que desbrozan quitándole protección al suelo que con las lluvias pronto correrá en forma de lodo hacia los sectores poblados para inundar calles y avenidas y hacer colapsar el sistema de alcantarillado, especialmente. En tales circunstancias se hace imprescindible que se reactiven los programas tendentes a la reforestación, al amor y cuidado al árbol, así como a aplicar estrictamente las sanciones para quienes atentan contra el ecosistema. El Consejo Provincial tiene un programa de reforestación que debe vigorizar; y las municipalidades poner en funcionamiento aquellas medidas que son de su protección. En Portoviejo, con el proyecto de modelo de Gestión de Riesgo, supervisado por la Agencia suiza para el desarrollo, se ha anunciado la recuperación de 13 Ha. de colinas entre El Florón y El Cimarrón, esperándose que pronto sean más para evitar los riesgos de deslizamientos hacia la ciudad.