El Ministerio de Turismo está elaborando su plan estratégico para los próximos veinte años y en las mesas de concertación la participación municipal ha sido clave para definir no solo el inventario turístico sino para establecer responsabilidades. Porque el Estado promociona en el ámbito internacional pero, internamente, lo que cada ente haga por convocar a los visitantes a su sector no sebe ser una obligación sino una acción dirigida a beneficiar al cantón. Una de las quejas frecuentes en los municipios es la falta de colaboración del Gobierno, sin que se haga un balance de lo que ellos están haciendo para posicionar su capital turístico. En la provincia, cinco cabildos dieron el paso y asumieron la competencia turística, lo que les ha permitido contar con recursos que, aunque no son millonarios, son una fortaleza en la búsqueda de multiplicar el número de turistas. Los feriados no son la única opción para incrementar los ingresos. Todo el año debe estar dirigido a concentrar las miradas de nacionales y extranjeros en la oferta turística, tomando en consideración la situación interna y externa. Para lograrlo, la corporación municipal debe liderar los planes locales, con la participación de los empresarios y servidores turísticos y la comunidad, porque esta actividad es una cadena en la que cada uno se beneficia, directa o indirectamente, con el turismo. Entonces, manos a la obra. Los encantos de Manabí, resumidos en lo que la naturaleza le dio y lo que su población aporta, deben estar en todas las vitrinas posibles. La idea no debe quedar en un afiche sino que ese afiche debe llegar a más rincones.