Aunque tarde, porque se ha desperdiciado tiempo y energías, “lujos” que solo en este país se dan, al parecer ya aparecen tibios intentos de querer erradicar ese nefasto modelo burocrático que, con gran énfasis en la politiquería, se agudizó en el último régimen, donde en el perfil de la mayoría de los individuos que fueron designados y, en otros impuestos violentando el debido proceso constitucional, para dirigir instituciones públicas, más ha prevalecido la improvisación, la audacia y el oportunismo partidista.
Aunque tarde, porque se ha desperdiciado tiempo y energías, “lujos” que solo en este país se dan, al parecer ya aparecen tibios intentos de querer erradicar ese nefasto modelo burocrático que, con gran énfasis en la politiquería, se agudizó en el último régimen, donde en el perfil de la mayoría de los individuos que fueron designados y, en otros impuestos violentando el debido proceso constitucional, para dirigir instituciones públicas, más ha prevalecido la improvisación, la audacia y el oportunismo partidista. Por supuesto, con las excepciones que confirma la regla y que no necesitan demostrarse, ya que las evidencias de corrupción, por sí solas desnudan esas realidades.