Actualizado hace: 937 días 22 horas 5 minutos
Leonardo Moreira Delgado
Meritocracias públicas

Aunque tarde, porque se ha desperdiciado tiempo y energías, “lujos” que solo en este país se dan, al parecer ya aparecen tibios intentos de querer erradicar ese nefasto modelo burocrático que, con gran énfasis en la politiquería, se agudizó en el último régimen, donde en el perfil de la mayoría de los individuos que fueron designados y, en otros impuestos violentando el debido proceso constitucional, para dirigir instituciones públicas, más ha prevalecido la improvisación, la audacia y el oportunismo partidista.

Jueves 23 Enero 2020 | 04:00

 Aunque tarde, porque se ha desperdiciado tiempo y energías, “lujos” que solo en este país se dan, al parecer ya aparecen tibios intentos de querer erradicar ese nefasto modelo burocrático que, con gran énfasis en la politiquería, se agudizó en el último régimen, donde en el perfil de la mayoría de los individuos que fueron designados y, en otros impuestos violentando el debido proceso constitucional, para dirigir instituciones públicas, más ha prevalecido la improvisación, la audacia y el oportunismo partidista. Por supuesto, con las excepciones que confirma la regla y que no necesitan demostrarse, ya que las evidencias de corrupción, por sí solas desnudan esas realidades.

En otros aspectos, como en la educación superior, copiaron modelos y realidades foráneas, aplicándolos en nuestro sistema académico, científico y docente, con nefastos resultados y graves consecuencias sociales y culturales. Entonces, nos preguntamos, por qué no se consideran también los modelos de administración públicas de otros países, donde las menos corruptas, efectivas e innovadoras, son aquellas en las que para ocupar un cargo los funcionarios tienen que obligadamente hacer carrera.
En Reino Unido, la función pública es incompatible con la actividad política, quizás por eso este país es lo que es.
Esto, a propósito de dos acontecimientos recientes, el uno en el Hospital Rodríguez Zambrano de Manta, donde se designó director al Dr. Carlos Loor García, prestigioso médico de carrera y con data experiencia en salud pública; el otro caso, en la Corte de Justicia de Manabí, donde también se eligió a un funcionario de carrera judicial como presidente, el Dr. Alfredo Pinargote Alonzo. Ambos, por haber vivido casa adentro su vida laboral y profesional, garantizan lo que la ciudadanía siempre anhela, como solución a dos problemas fundamentales, que están en deuda con la sociedad: salud y justicia.
Algunos politólogos sostienen que más fácil es para un académico o técnico asimilar experticia política, que para un político lo contrario, pues los atributos no se obtienen sino con estudios y trayectoria, por eso recomiendan “preservar un equilibrio entre la lógica política y la técnico-burocrática, ya que tan perjudicial puede ser la interferencia política del servicio (populismo clientelismo) como la captura de la política por la burocracia (tecnocracia, burocratismo)”.
 
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