En el caso de Portoviejo, de 96 hidrantes que existen en la ciudad, 40 (menos de la mitad) están en buenas condiciones. De los que están averiados, la mayoría requiere accesorios o reparaciones mecánicas, lo que haría más viable su arreglo.

No se trata de un asunto sin importancia. Los hidrantes son recursos de uso rápido para el abastecimiento de agua a los vehículos de lucha contra incendios. Si están dañados, los bomberos deben perder tiempo al acudir a otros sitios para aprovisionarse del líquido. Por lo tanto, estos recursos no pueden seguir como hasta ahora, descuidados y sin mantenimiento.

Corresponde a los cuerpos de bomberos, empresas locales de agua y municipios empezar las gestiones para devolver la operatividad de estos elementos necesarios en la lucha contra incendios.

Adicional, es necesario que se fortalezca y repotencie a las instituciones bomberiles de la provincia. Las autoridades deberían preocuparse más por ello, pues son cuerpos de socorro vitales para la protección de la sociedad. No es posible que casi cuatro años después del terremoto todavía haya cuarteles que no tengan un edificio adecuado y que los proyectos sigan esperando el empuje del Comité de Reconstrucción.