Con motivo de la fecha cívica, vídeos y fotografías de Manta -tomados en dirección suroeste- la muestran con relucientes colores y una moderna arquitectura en edificios y ciudadelas frente a un refulgente mar azul. A escasos años del centenario como cantón y contando ya con un terminal, grandes cruceros siguen llegando al puerto desde el primero, en 1991 y luego, ininterrumpidamente, desde 1994.
Sin autocrítica y cerrando los ojos no se puede enfrentar la necesidad de intervenir en varios lugares a la brevedad posible. Apelemos a Teddy Andrade para que se programe lo siguiente:
1-Nivelación de aceras de al menos cuatro cuadras frente al terminal y adyacentes al mall del Pacífico, otro atractivo de la ciudad. Si usted camina, apenas al salir del terminal encontrará grandes huecos en las veredas
2-Los portales que corresponden a patios y terrenos baldíos deberían ser pavimentados por cada propietario. Al no existir la ordenanza o, de haberla, no se ha obligado a cumplirla, bien puede el Municipio rellenarlos con ripio que fijaría el suelo, evitando que el lodo pase a la calzada durante el invierno. Esto mejoraría la apariencia de las primeras cuadras que ve un visitante.
3-Los cerramientos de terrenos baldíos deberían reglamentarse. Aquellos que no cuentan con mayores recursos deberían usar “latillas” de caña con medidas y distancia debidamente estandarizadas por el Municipio.
4- La silla manteña de hierro del conjunto de pescadores ubicado en el Malecón debe cambiar de puesto con la silla manteña pequeña que está en el redondel de la vía Manta-Rocafuerte por razones relativas a altura y estilo.
5-Los totems concentrados en un solo redondel cercano a la Universidad, podrían reubicarse espaciada y alternadamente en la prolongación de la Ruta del Spondylus, entre las palmeras.
6- Locales comerciales del centro, especialmente, están muy deslucidos desde hace algún tiempo, pese a deslumbrar con una preciosa edificación, la Casa Rosada, ex palacio municipal. La Cámara de Comercio podría iniciar una campaña de mejoras de cada local, a través de los afiliados. Es importante la colocación de una placa que reseñe la historia de El Faro, iniciada en 1872, con posteriores renovaciones, la más reciente en 1922, según Alfredo Sierra.
Detalles al parecer sin mayor importancia, son los que juntos forman un todo que renueva la imagen de una ciudad para dar una mejor calidad de vida a los habitantes y una buena impresión a quienes llegan al país.
