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Intercultural
Un ritual chamánico

La llegada del invierno tiene diferentes significados para los miembros de la nacionalidad Tsáchila.

Domingo 27 Octubre 2019 | 04:00

 Especialmente para aquellos que han heredado y continúan promulgando las principales tradiciones de sus antepasados, publica diario La Hora.

A finales de noviembre e inicios de diciembre son temporadas en las que aumenta el avistamiento de culebras en el territorio de los ‘colorados’; quienes las catalogan como guardianas de los campos energéticos, y las utilizan para llevar a cabo un ritual chamánico para proteger el santuario.
A Emilio Calazacón lo conocen como Sayamá, que significa energía y poder. Este apelativo se lo ganó por dedicar parte de su tiempo a la familiarización con las víboras. Esta actividad la realiza hace más de 10 años; la pasión le nació tras haber sido mordido por uno de estos reptiles. “Recuerdo que estaba en el campo cuando ocurrió el percance, pero no pasó a mayores porque mi madre me aplicó un curetaje con plantas medicinales para bloquear el veneno”. 
La primera experiencia la tuvo con una boa de aproximadamente 3 metros de largo, a la que encontró en el filo del río que baña a la comuna de Chigüilpe. Al principio el miedo lo invadía, pero de a poco se fue acoplando a ella y logró cambiarle el temperamento agresivo; hasta conseguir que las personas puedan colocárselas en sus cuerpos.
De ahí en adelante, investigó sobre las clases de culebras y su nivel de peligrosidad, a tal punto que ahora es un experto y puede reconocerlas a los lejos. Por sus manos han pasado distintos ejemplares más peligrosos como: equis, cascabel y la boa.
 
>experiencia. Hace tres meses fue la última vez que domó a una culebra, pero sabe que en pocas semanas van a comenzar a llegar a las viviendas. Actualmente tiene listos los sujetadores para la primera cita con los nuevos reptiles. “Se trata de un bambú largo y una soga que sirve para no lastimarlas a la hora de capturarlas”.
Confiesa que jamás las encierra y que su vinculación con ellas es al aire libre. Cuando está en proceso de entrenamiento, todos los días destina entre 30 y 60 minutos a cada culebra; y hasta la fecha los resultados siempre han sido positivos. “Estoy listo para comenzar a amansarlas. Con las lluvias ellas buscan las casas; por eso las voy a esperar”.    
 
>la domesticación. Para la domesticación usa muchas técnicas que, en su mayoría, prefiere tenerlas en reserva. Sin embargo, reveló que uno de sus mecanismos es a base de la hoja de campana: “Se la machaca bien para flotársela y hacerle oler a la culebra, de esta manera le transmitimos una energía positiva”. Su experiencia le permite decir que con las equis no se debe tener confianza, pues es la única a la que no se la amansa al 100%.
El procedimiento con esta especie es el mismo; sin embargo, la diferencia está a la hora del compartimiento mutuo. “La podemos poner en nuestro cuerpo, pero sin soltarle la cabeza porque nos muerde y eso sería mortal por la potencia de su veneno”, explicó Sayamá. 
Los tsáchilas salen al campo a cazar ratones para darles de comer a las culebras; o a su vez las dotan de pollos pequeños. Emilio Calazacón mencionó que solo comen animales vivos y señaló que deben tener mucho tino para atrapar con sus manos a los roedores, pues si fallan podrían ser atacados con 
los filosos dientes que poseen.
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