Según ella, las ‘arrugas’ traen “un profundo sentimiento de aceptarte a ti mismo”. Pero para lograr tener esa madurez ha tenido que pasar por mucho, tanto en lo personal como en lo profesional.
En una reciente entrevista, la cantante de padre ecuatoriano recuerda que creció junto a su hermana pequeña Rachel en una casa que ella describe como “caótica”. Su padre era violento. La cantante recuerda cómo en una ocasión tuvieron que salir corriendo en mitad de la noche y cómo su madre condujo durante siete horas hasta llegar a casa de su abuela, porque temían por sus vidas. “Fue una situación terrorífica y yo quería alejarme del caos todo lo que fuera posible”, dice Aguilera.
Una forma de salir de esa historia de terror fue hacer lo que le gustaba: la música. Sin embargo, allí también encontró cosas malas. “En este negocio hay muchos lobos”, afirma Aguilera. “Encontré hombres mayores que tenían otras intenciones. Cuando eres una joven en un negocio con reglas masculinas vas a ver el lado oscuro de las cosas y cómo hablan los hombres de las mujeres, cómo ellos hablaban sobre mis pechos”, recuerda.
“Si pudiera mirar ahora a esa niña que fui, la abrazaría y le diría que no todos los hombres son iguales”, continúa. “Cuando la gente acepta estos comportamientos diciendo: ‘los hombres son así’, me desagrada. Porque siento que los hombres deben rendir cuentas por eso”. Y añade: “Vi a mi madre en posiciones de debilidad. Fue una de mis decisiones nunca sentirme impotente ante un hombre”.