Actualizado hace: 938 días 11 horas 45 minutos
Oswaldo Valarezo Cely [email protected]
La fórmula filipina

Antes de los años 60 del siglo anterior Filipinas producía banano sólo para consumo interno, en la actualidad ocupa los primeros lugares de las exportaciones mundiales que lidera Ecuador.

Domingo 20 Octubre 2019 | 04:00

La mayoría de las plantaciones (66 %) están ubicadas en la isla  Mindanao, aquí  las propiedades más tecnificadas  (transnacionales) producen cuatro veces más por unidad de  superficie que  los  productores independientes que tienen  dificultades para combatir complejos  problemas fitosanitarios. Entre éstos el temible  Fusarium R4T con el que conviven desde los años 90, patógeno ya reportado en Colombia que amenaza nuestras bananeras y alarma a los sectores público y privado. Sectores  que  deberían  asimilar la experiencia  filipina,  que sin  abandonar los cultivos, con mucha disciplina superaron tan grave problema, inclusive,  incrementando su producción exportable. 
Para lograrlo los bananeros asiáticos  emplean un estricto  programa  de prácticas  fitosanitarias, riego, nutrición  y manejo  agrotécnico, consistente en: evasión, exclusión , erradicación  del patógeno; protección de la planta y  desarrollo de materiales resistentes. Se empieza  con el diagnóstico y monitoreo permanente dentro de cada plantación cuyos resultados se socializan entre  los productores  para detecciones tempranas y  contención de brotes  infecciosos , y se aplican  protocolos para prevenir la introducción del patógeno en  áreas libres. Se extreman  cuidados de ingreso y salida de las bananeras, ubicando accesos  únicos para desinfectar las prendas del  personal , equipo  e implementos agrícolas. Se eliminan plantas enfermas  mediante  quema con cascarilla de arroz, así como  el uso  de productos  químicos y/o  biológicos  en suelos y plantas infectados. Se exige que el nuevo material de siembra  sea con tejidos libres de enfermedades obtenido  a base de biotecnología; y para trasladar germoplasma de siembra  se requiere la certificación como material limpio, y  el permiso de movilización.
Si    llegara  este  hongo  al país,  la adopción y  adaptación  de  la fórmula filipina incrementaría los costos de producción y  se dificultaría principalmente entre los pequeños bananeros. Obviamente  sería imprescindible, como en Filipinas, el  acompañamiento de un eficiente programa de investigaciones y  la estrecha coordinación con  institutos de mejoramiento genético en musáceas. 
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