Me ilusiona ver que el Municipio de Manta busca convertir a la ciudad en un pulmón verde a través de la siembra de árboles. Pero solo es eso: una ilusión. Deseo ser optimista, pero la experiencia me ha enseñado a desconfiar de aquellas iniciativas. El motivo: en el 2015 la administración pasada dice que plantó 15 mil árboles y casi todos murieron. Las únicas plantas que sobreviven son unas veraneras sembradas en la vía Circunvalación e Interbarrial.
El resto de árboles murió por falta de agua y cuidado, incluidos los que plantaron los concejales, el alcalde y el prefecto de Manabí de aquel tiempo en la vía a Barbasquillo. Es bonito tomarse fotos sembrando el arbolito, pero luego los abandonan y mueren. Si de verdad quieren asegurar la vida de los árboles, miren el ejemplo del proyecto Manta Respira, que plantó 98 especies en La Poza. O seguir el proyecto de la ciudadela Santa Cecilia de Montecristi, que plantó más de 80 olivos negros y el cuidado está cargo de sus moradores.