Si hay  algo  que nos molesta es conveniente hacerlo saber en el momento en que ocurre, de la forma correcta y adecuada. 

Guardar nuestros pensamientos tiene importantes consecuencias negativas, es decir, que si no comunicamos al resto de personas cómo nos sentimos, si algo nos ha molestado o afectado, corremos el riesgo de que esa misma situación vuelva a repetirse una y otra vez. 

Al negar que algo nos importa, cuando la realidad es diferente, acabaremos acumulando sensaciones de enfado, rabia, ira y malestar, y con el paso del tiempo vamos depositando esas malas sensaciones que se irán acumulando con el paso del tiempo. Tarde o temprano este malestar se verá reflejado en nuestro estado físico y mental.

Es por ello que se recomienda que hay que aprender a gestionar las emociones para no acumularlas. 

Las personas que se guardan los sentimientos tienden a explotar y eso no es beneficioso en ninguna circunstancia de la vida. 

Toma las cosas con calma, háblalas y trata de arreglarlas.