Ellos son parte del proyecto “Tzampiza, venimos del agua”, señala diario La Hora.

El proyecto está integrado por los yumbos de San Isidro del Inca, danzantes de Andinukuna, Quilago, Tepié, Casaguate, la Compañía Nacional de Danza, la Banda de Pueblo de Zámbiza, Kléver Viera, Brayan Arias, Andrés Hidalgo, Santiago Vergara, Ricardo Centeno, Juan Sebastián Sarmiento, Paola Guevara, María Álvaro, Jaime Lema, entre otros.

Este grupo sostiene que otros danzantes se unieron en un colectivo que aúna el arte, la cultura ambiental y las prácticas antiguas y modernas con el fin de invocar y recordar al ‘yaku’ (agua) y para “demandar que se tomen acciones para defender este recurso”.

 

Danzas simbólicas. El colectivo asegura además que las prácticas diarias, la mala planificación y el vacío legal de los derechos de la naturaleza han convertido a las quebradas y ríos en  kilómetros de aguas servidas.

Paola Guevara añade que las quebradas y los ojos de agua se han convertido en puntos de desechos y no en espacios sagrados como lo fueron para sus antepasados.

La danza simbólica la harán en varios ríos como el Machángara, San Pedro, Monjas, Guayllabamba, los cuales hace 50 años eran sitios de baño y esparcimiento familiar, pero que ahora reciben las aguas servidas sin tratamiento.

El colectivo considera que la relación con la naturaleza se ha roto, y con el encuentro en Zámbiza se quiere recordar a la comunidad que “el ‘agüita sagrada’ recorre las montañas y las selvas, se queda dormitada entre el hielo del Cotopaxi, viaja en las nubes al Atacazo y llega a la ciudad para limpiar y regalar vida”.

 

Asentamiento indígena. Zámbiza fue un asentamiento indígena de gran importancia en la época preincásica. 

Es una de las parroquias más antiguas del Distrito Metropolitano de Quito. Su nombre significa “cazamos en la arena” y proviene del tsafiqui (idioma colorado). 

“San” (tsan), significa arena, y “bisa” (bisha), cuya traducción es cazar.  

Zámbiza está situada en el noreste de Quito.