Estoy convencido de que ese documento es una magnífica oportunidad para iniciar un proceso de rectificación de todos los errores que se han cometido y detectado por el máximo organismo de control, gracias a los doctores Patricio García en Manabí y Pablo Celi a nivel nacional, quienes han logrado recuperar la esperanza, para que los presuntos actos de corrupción no queden en la impunidad.
Ante este tropiezo que estamos viviendo, es necesaria la unidad de todos los estamentos que conforman el primer centro de educación superior de Manabí, que el mes pasado cumplió 65 años de funcionamiento, teniendo en su trayectoria muchos logros que han dado luz y muchas sombras que han puesto en peligro su existencia. Pero siempre, ha sabido levantarse como el Ave Fénix, para gloria de los manabitas.
Por lo tanto, debe iniciarse un período de transición que permita democratizar nuestra universidad, que es un reflejo del modelo autoritario impuesto por el correismo. Modelo fracasado, alejado de los principios de la reforma de Córdoba y de las propuestas democráticas del maestro ecuatoriano Manuel Agustín Aguirre, quien en señalaba los peligros de implementar en Ecuador recetas enajenantes.
Sin embargo, la Contraloría General del Estado debe completar su trabajo, de oficio iniciar urgentemente una auditoría administrativa integral a nuestra Alma Mater. Estoy seguro que iluminará el camino a las autoridades, profesores, servidores públicos y estudiantes, para que no vuelvan a cometer los mismos errores del pasado.
El sueño de Paulo Emilio Macías Sabando, nuestro rector fundador, se hará realidad en la medida que las nuevas generaciones recuperemos la voz como estudiantes dignos, docentes y empleados no comprometidos con el autoritarismo, con capacidad de diálogo y propositivos para llegar a consensos que nos permitan salir una vez más de la crisis que estamos atravesando. Se lo debemos a Manabí y a la Patria.
Estoy seguro de que lo lograremos.