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El fraude a prometeo
El fraude a prometeo
Por: Leonardo Moreira Delgado
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Viernes 12 Julio 2019 | 04:00

 En la mitología griega, Prometeo es el Coloso, amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses en el tallo de una cañaheja (arbusto  robusto, con grandes inflorescencias y abundante ramificadas), que arde lentamente y resulta muy apropiado para que la humanidad pueda calentarse. Por este motivo, Zeus mortalmente lo sacrifica.

La historia lo registra como introductor del fuego e inventor del sacrificio, considerado Titán protector de la civilización y gran benefactor de la humanidad. Y, según Platón, Prometeo robaba las artes de Hefesto y Atenea, se llevaba también el fuego porque sin él no servían para nada y, proporcionaba de esta forma al hombre los medios con los que ganarse la vida.
Para vengarse de esta ofensa, Zeus ordenó a Hefesto que hiciese una mujer de arcilla llamada Pandora, la encerró en una jarra que contenía todas las desgracias (plagas, dolor, pobreza, crimen, corrupción, impunidad, mentiras, etc.) con las que Zeus quería castigar a la humanidad y de refilón no se imaginó que veintiún siglos después (560 A.C.) su mitología castigaría a Ecuador, vapuleando su sistema de Educación Superior.  
Pandora terminaría abriendo el ánfora, tal y como Zeus había previsto, y los males de la sociedad invaden el mundo  académico y científico de Ecuador,  y desde allí se plegaron los “genios de la educación superior”, manejando politiqueramente la Secretaría de Educación Superior, Ciencia Tecnología e Innovación (Senescyt), el Consejo de Educación Superior (CES), y el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CEAACES), que hoy la denominan CACES, a lo mejor creyendo que con suprimir siglas también excomulgan sus pecados, encubrimientos y complicidades en el descarado atropello a la razón, el estado de derecho y la autonomía, cuando desacreditaron y tomaron por asaltos las universidades,  que no consideraban de la línea politiquera del “correísmo”.
Entre los males más verosímiles está el haber usado la figura de Prometeo  para excluir a los profesionales ecuatorianos e invadir de improvisados aventureros la docencia universitaria, sin ningún resultado relevante a la fecha. En el caso de Manabí, ¿ha mejorado su producción científica?, ¿Dónde están los resultados de esa inversión que hizo el Estado? Ya que el agro, la pesca y el turismo siguen igual o peor, por citar ejemplos.
Prometeo viene del prefijo por=antes y mitis=sabiduría: pensamiento, invención, educación; y significa el que piensa con anticipación. Ojalá llegue la hora de liberar a la educación superior, así como lo hizo Heracles con Prometeo, ya que los carroñeros clarividentes aún no han devorado todo el hígado de la ciencia, único órgano humano con capacidad de regeneración.
 
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