Él fue su padrino en el terreno artístico, pero la magia le duró poco.

Según ha revelado Natti Nat (como la bautizó el rey del reguetón) en una entrevista al programa ‘El gordo y la flaca’, tras ser muy conocida pasó nuevamente al anonimato.

Es decir que tuvo que luchar dos veces para llegar a la cúspide en la que se encuentra.

Cuando tenía 16 años se escapaba de su casa en su natal República Dominicana para cantar en una discoteca, pues sus padres no eran fanáticos de que se dedicara a la música.

También acudía a un pequeño estudio de grabación para plasmar su talento.

Años después migró a Estados Unidos y vivió de ilegal por un tiempo. Trabajaba en una fábrica de maquillajes, donde era explotada, y ni siquiera tenía un techo para dormir.

“Había días en los que dormía en un carro, otros días alguien me daba posada y a veces sólo esperaba a que amaneciera, sin dormir 24 horas, para ver si a la siguiente mañana encontraba dónde quedarme”, revela con lágrimas en los ojos.

Su vida cambió cuando en el 2011 conoció a Don Omar mientras grababa en un estudio pequeño.

“Me escuchó y me dijo: me gustaría hacer algo contigo. Mi vida cambió totalmente, pero cuando el estudio cerró, él siguió su carrera y yo volví a la nada”, cuenta. 

 

Otro padrino. Pero Natti no se detuvo. Se armó de valor y continuó con su carrera, aunque sin mayores logros.

Sin embargo, el nombre que había hecho le sirvió cuando Daddy Yankee buscaba a alguien para una colaboración.

Es así que su carrera volvió a despuntar en el 2016, cuando el reguetonero la invitó a grabar ‘Otra cosa’. 

Tras eso ya casi todos conocen la historia.

Su carrera empezó a tener peso por sí sola.

De hecho, debido a las grandes cifras que acumulan sus videos y canciones en las plataformas digitales, más de una veintena de artistas la ha invitado a compartir créditos en canciones urbanas y ha llegado a hacer hasta vallenato.

Pero Natti también brilla sola y para muestra de aquello están temas como ‘Quién sabe’ o ‘La mejor versión de mí’.