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La tarea de comunicar
La tarea de comunicar
Por: Childerico Cevallos
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Sábado 01 Junio 2019 | 04:00

Los periodistas, mientras menos comprometidos estén con cualquier mando, poder o administración estatal es mejor para todos: para la profesión, para los medios, para el desarrollo progresista de los pueblos, para los mandatarios. Y especialmente para proteger su obligatoria manera democrática de informar.

 Los periodistas, mientras menos comprometidos estén con cualquier mando, poder o administración estatal es mejor para todos: para la profesión, para los medios, para el desarrollo progresista de los pueblos, para los mandatarios. Y especialmente para proteger su obligatoria manera democrática de informar.

Porque habrá evasión de compromisos personales y emotividades, alejamiento del compadrazgo, cierre de vías a las tentaciones. Y estará limpio, habilitado, autorizado moralmente para, de haberla, denunciar la corrupción.
Porque en esas condiciones todo aquello que suceda podrá ser relatado con veracidad, eficiencia, imparcialidad y pulcritud, factores esenciales para la credibilidad del periodista y del medio que publica la información.
Porque mientras mejor y oportunamente estén enterados de lo que sucede a su alrededor, los pueblos podrán decidir sus destinos, premiando a los administradores que cumplan correctamente con sus responsabilidades.
Porque los funcionarios de elección popular, políticos de profesión o no, tendrán claro lo que hacen, sin maquillajes  de la coima, del adulo, de la genuflexión, que deteriorando la personalidad suelen ocultar los yerros que se presentan, cuando lo que se requiere es la verdad para evitar que los malos pasos desvíen las buenas intenciones del administrador.
Y bueno para la democracia, porque, bien informada, la población estará hábil para escoger con libertad y seguridad a sus mejores representantes. Porque, luego de haber conocido las ejecutorias de los funcionarios y administradores, será capaz de decidir qué y a quién encargar el futuro de su bienestar mediante su derecho al sufragio.
Por ello hay que informar de manera consciente, oportuna y veraz; apegados a la realidad y contrastando la información. Esto no suele gustar al mandatario o funcionario cuando, dependiendo de los intereses afectados, ve en los comunicadores, en los informadores sociales, en los periodistas y medios, sus oponentes, adversarios o enemigos si no concuerdan con sus procedimientos, ejecutorias, decisiones o manera de gobernar.
Aquello, aclaro, no significa descartar o no mantener amistad, cercanía o diálogo con los funcionarios. Al contrario, debería sostenerse mutuamente una frecuente relación para el intercambio de opiniones, aspiraciones y esperanzas, con la franqueza que subraye la responsabilidad de cada quien, sustentada en los derechos y deberes de cada función.
Y distinguiendo, de manera preferencial, el mutuo respeto al derecho a opinar, a las obligaciones y a la personalidad de cada quien.
Se dice que el periodismo es un poder del Estado, muletilla que habría que interpretarla como la esencia del periodista para hacer de contralor de la corrupción y defensor de los derechos que tiene el hombre, tanto a saber siempre la verdad cuanto a la permanente práctica de sus libertades.
Aprovecho este espacio para agradecer al Círculo de Periodistas de Manabí, en la persona de su presidente, Mg. Manuel Moreira Vélez, por el reconocimiento que me otorgara ayer sábado.
 
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