Ser futbolista fue su sueño desde que tenía siete años y recuerda con mucha humildad todo lo que vivió antes de convertirse en jugador profesional. Pasó muchos tragos amargos durante este proceso, sin embargo, sabía que iba a triunfar con el ‘rey de los deportes’. “Yo disfrutaba mucho de jugar fútbol, pero mi infancia fue muy dura y tuve que trabajar desde muy temprano”, expresó el jugador. 

El ‘Polaco’, como se conoce al uruguayo, cuidaba carros en las calles de Montevideo cuando apenas tenía 12 años. Lo hizo para ayudar a su familia y pagar  sus estudios. Lo que le sobraba de sus ganancias lo usaba para ir al estadio a alentar a su equipo favorito y para entrenar. 

“En esta etapa hubo mucha gente linda que me ayudó,  y aprendí a crecer y madurar por sí solo. Cuando terminaba de cuidar los coches me iba a la biblioteca y me encerraba para hacer deberes.”, dijo orgulloso el foráneo del club manabita.

Quiso dejar el fútbol. Su vida dio un giro radical cuando cumplió la mayoría de edad (18 años), ya que estaba en una encrucijada: seguir en el fútbol o renunciar para tener un trabajo que lo ayudara a mantener a su familia. 

Pero en ese momento apareció Eduardo Paseyro, y “como un ángel” lo ayudó a continuar con su carrera.

“Ya iba a tirar la toalla hasta que apareció Eduardo y me motivó para continuar en esta carrera. Es un gran amigo y le tengo un buen aprecio”, precisó.

Luego de ese encuentro, el club Fénix lo llamó para ser parte de sus filas, pero para firmar un contrato de cinco años tenía que lograr ser titular en cinco partidos, y así lo hizo. 

Después ‘El Polaco’ migró al fútbol de Israel, donde logró hacer realidad el más grande sueño de su madre. “El fútbol me ha dado las mejores experiencias de mi vida”, contó. 

Cabe destacar que en el 2015 el uruguayo fue parte de la plantilla del Deportivo Quito, pero por la mala situación económica que atravesó el club tuvo que retornar a su país.

Futuro. Con 23 años de edad, Claudio Rivero sabe que la carrera de fútbol es muy corta, por lo que se está preparando para el futuro. 

El  ‘charrúa’ cuenta con estudios de Kinesiología y de Director Técnico. Además tiene un gimnasio en Uruguay con su pareja Karen Cardoso. En sus tiempos libres comparte con sus dos hijos, Bruno y Kevin.