Johana cuenta que creció laboralmente  y que a pesar de haberse casado, no dejó este lugar porque es una fuente segura de trabajo. “Mi sueldo ayuda en mi hogar cuando la temporada de pesca es escasa”, dijo.

Rivera explicó que a lo largo de estos años le ha tocado apoyar como guía a las nuevas compañeras que  reemplazan a las que dejan el trabajo por diferentes  circunstancias. Ella es una experta en confeccionar y bordar las estolas que usan los sacerdotes. También bolsos, billeteras y otros atuendos que son ofertados por los directores de esa fundación a los turistas, especialmente a los extranjeros que visitan esa playa. 

Actualmente Johana y sus otras compañeras se ocupan  de la confección de camisas y albas (bata) para los niños de la primera comunión de toda la zona rural de Manta, sacramento que celebrarán en marzo próximo. 

Ebanistería. Kléber López es el administrador del taller de ebanistería que mantiene también esta fundación en San Lorenzo.

Él dijo que fue uno de los primeros alumnos de este taller. Destacó la calidad del trabajo de los muebles que allí se elaboran.  

López contó que este taller genera fuente de trabajo a 10 personas, entre jóvenes y adultos, de esa comuna. “Nuestros clientes son las iglesias y los  extranjeros, especialmente los canadienses instalados en las diferentes playas rurales de Manta. Ellos gustan del acabado que le damos a la madera para todo tipo de mueble de hogar, oficina y para otros negocios”, dijo. Señaló que ya tienen una oferta para la construcción de bancas y otros muebles para la iglesia El Rosario de Tarqui, en reconstrucción.