El caso al que voy a referirme tiene relación con el abuso cometido por bancos al haber dispuesto el cobro de intereses adicionales injustificados  durante diciembre y enero últimos a los usuarios  de tarjetas de crédito que solamente hubiesen  pagado el rubro mínimo de consumo.

Ante la reacción de los perjudicados, Lenín II dispuso que la Junta de Política de Regulación Monetaria (JPRM) dejara sin efecto la resolución 471 que permitía el cobro de intereses de los consumos con tarjetas de crédito desde el día de la compra, en los casos en que se hiciera uso de pagos mínimos.

En su reemplazo, la JPRM emite la resolución 495-2019: “El interés generado por los consumos realizados con cargo a las tarjetas de crédito entre el 1 de diciembre de 2018 y la fecha de expedición de esta resolución (6 de febrero), se calculará conforme a las reglas establecidas en el artículo 10 de la resolución 310-2016 – F del 8 de diciembre del 2016”, lo cual significa que el período de gracia está libre de intereses y que en los casos en que se hubieran generado intereses, se los debe devolver.

Pero (el infaltable), tal era de esperarse, saltó hasta el techo la Asobanco (integrada por los bancos privados), oponiéndose a la decisión tomada por el Gobierno, argumentando que “ya se cerraron los balances y que sería muy complicado reabrirlos y corregirlos”.

El que un banquero esté opuesto a devolver, lo entiendo hasta como lógico, sin considerar que toda contabilidad tiene dos caracteres básicos, según lo aprendí en el Instituto Manabita de Comercio y Administración: es ciencia y es arte a la vez, y quien la ejerce tiene la capacidad intelectual para resolver  pequeños y grandes problemas a través de métodos científicos, basándose en la premisa: “Todo se deshace igual a como se hace”.

En este punto, lo que sí amerita es una exhaustiva investigación al encarecimiento del uso de las tarjetas de crédito por servicios que el cliente ni siquiera usa y que no  los ha pedido, sino imputados por una llamada telefónica amañada para que diga sí, y a base de esa aceptación, sacada de contexto, imponer un producto no requerido. Los ejemplos son múltiples, pero sólo mencionaré los seguros de salud, de vida, de estudios y reparaciones de daños en el hogar, por parte de aseguradoras que en su mayoría forman parte del mismo banco que apoya el enganche de nuevos clientes, violentando el derecho de libre elección de los usuarios.

Es de esperar que la decisión del presidente Moreno, a quien cariñosamente le digo Lenín II, en consideración a que el llamarse Lenín I le corresponde a Vladimir Ilich Ulianov, creador del comunismo soviético, mantenga su decisión de que la banca vomite los cobros indebidos por falsos intereses a quienes obligadamente utilizamos las tarjetas de crédito, ya que cash money… nanay.