Actualizado hace: 938 días 10 horas 55 minutos
Elmo Luis Macías Pinargote
Yandry Añazco

Dicen que nadie es profeta en su tierra; la historia de Yandry Añazco nos conmueve.

Jueves 14 Febrero 2019 | 04:00

Médico formado en la UTM, escribió un libro de farmacología siendo aún estudiante. De gran calidad humana, capaz de no comer por alimentar a un necesitado, durante el año rural palpó de cerca la cruda realidad de la pobreza extrema, aflorando en él espontáneos gestos de ayuda, inclusive con recursos provenientes de su bolsillo, para auxiliar a personas en estado crítico. En ese entonces organizó una minga de ayuda, y entre amigos y conocidos recolectamos una gran cantidad de ropa que se entregó en ese punto olvidado de la zona rural manabita.
El estudiante brillante, ya graduado y desempleado, encontró trabajo en la amazonía, donde debía caminar dos horas diarias por la peligrosa selva para llegar al dispensario donde laboraba. Después buscó una oportunidad en Chile, país donde pudo desarrollarse profesionalmente, aunque inicialmente vivió una situación crítica cuando a un ex compañero de universidad y amigo entrañable, que también laboraba en ese país, le sobrevino un masivo derrame cerebral que le borró de la mente los conocimientos de su profesión. Y ahí estuvo la amistad incondicional de Yandry para apoyar y ayudar en todo.
Carismático y solidario, para Yandry fue natural ganarse el cariño y respeto de sus compañeros de trabajo y pacientes en Iquique, ciudad chilena donde el portovejense residió y laboró exitosamente por siete años. Venía poco, en el 2009 vacacionó en Portoviejo y habiéndose ido tuvo que regresar a los dos días ante el trágico fallecimiento de su señor padre. 
En el 2015 vino de vacaciones acompañado de unos colegas chilenos a quienes llevó a Crucita, y  la pasaron tan bien que decidieron regresar al día siguiente. El viernes 20 de febrero -no veía a Yandry hacía año y medio-, pasó por mi calle en un auto con su hermano y amigos rumbo a Crucita, saludando al andar: “mañana vengo”. Cosas de Dios, una hora después las aguas del mar se habían llevado para siempre su querida presencia.
Iquique vivió momentos de dolor; la gente se congregó frente al hospital donde laboraba para confirmar la triste noticia, y con un estremecedor ulular de ambulancias que arrancó lágrimas, despidieron a la distancia a este gran ser humano, a quien hoy distinguen como ciudadano ilustre. Tanto así, que el Gobierno Nacional de Chile recientemente inauguró en esta importante ciudad chilena un moderno centro de salud (CESFAM), el más grande de toda la región, que lleva por nombre “Dr. Yandry Añazco Montero”, en homenaje al joven médico ecuatoriano. Un orgullo para Portoviejo, Manabí y Ecuador.
La conversación con Yandry sigue pendiente, su lección de amistad, lealtad y solidaridad, siempre estará vigente.
 
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