Ellos lo buscaron incansablemente junto a los miembros del Cuerpo de Bomberos y los buzos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía.

Finalmente, en la mañana en la represa La Esperanza los rescatistas se percataron que el cadáver estaba flotando y lo llevaron hacia la orilla para realizar el reconocimiento.

Los familiares tuvieron sentimientos encontrados, rompieron en llanto al ver a su ser amado sin vida, pero al mismo tiempo se sentían aliviados de poder tener un cuerpo que enterrar y no pasar por siempre la incertidumbre de no haberlo hallado.

 

Se ahogó. La tragedia para la familia de Adolfo Zambrano empezó la noche del jueves.

Según se conoció, cuando el hombre retornaba a su vivienda en el sitio Caña Grande, en la parroquia Quiroga, tuvo que pasar un estero del mismo nombre, pero como había llovido, el caudal creció y Zambrano fue arrastrado por el agua.

No fue hasta la mañana del viernes cuando sus familiares, al ver que Zambrano no regresó a su casa, empezaron a buscarlo y entonces se enteraron de que se había ahogado.

El mismo viernes los familiares junto con personal del Cuerpo de Bomberos y más tarde de la Policía empezaron a buscar a Zambrano por todo el estero.

Cayó la noche del viernes y no tuvieron resultados positivos, luego estuvieron buscando todo el sábado y tampoco pudieron hallarlo, pero no se dieron por vencidos y finalmente ayer lo pudieron localizar a unos 4 kilómetros del lugar donde se ahogó, en la represa, por donde desemboca el estero que lo arrastró.

Gregoria Bravo, tía de Zambrano, manifestó que él era soltero.

Los familiares no permitieron a la Policía que trasladara el cadáver a una morgue para la autopsia y lo llevaron a su vivienda, donde lo prepararon para el sepelio.

La tarde de ayer Adolfo Zambrano fue sepultado. Sobre su féretro se colocó la camisa de Emelec.