En casi todas estas actividades que configuran el legado de mi paso por este planeta ha existido una sola motivación nacida de dos vertientes, la una debida a la crisis que viven nuestras sociedades en lo ético, moral y espiritual y en segundo lugar, la convicción sobre lo útil y tangible de practicar que son las maravillosas enseñanzas referidas en la Biblia.

Anhelo seguirlo haciendo durante este nuevo año y hasta que Dios lo permita, porque creo firmemente que nuestro pueblo de Portoviejo y Manabí necesita profundizar en el conocimiento y práctica de las instrucciones dadas hace dos mil años por el divino Mesías llamado Jesús.

Creo, sin lugar a dudas, que en estas enseñanzas se encuentran todas las instrucciones y estrategias para que la existencia del hombre en su naturaleza relacional camine por un sendero de abundante paz, verdadero amor, paciencia, alegría y mansedumbre, entre otros valores milenarios.

También es cierto que hoy más que nunca se agita en mi mente la voluntad de reflexionar sobre la necesidad de integrar un colectivo social que se apasione por trabajar y exhortar a nuestro pueblo de Portoviejo y Manabí a tomar conciencia sobre la imperiosa necesidad de unirnos para lograr de los poderes centrales una más equitativa distribución del presupuesto nacional que haga posible una recuperación económica de toda la provincia, cuya economía fue doblemente agravada por el severo evento del 16A. Esto es urgente por mil razones, habida cuenta de que aún está lejos o ha sido insuficiente la ayuda del Gobierno no solo para la reconstrucción de viviendas de la gente que lo perdió todo, sino por la obligación con que el Estado debió implementar por propia iniciativa y normal justicia unas medidas efectivas y eficaces para una rehabilitación económica integral perdurable de Manabí y Esmeraldas.

El tiempo de vivencias en nuestra realidad política me ha mostrado que solo con una férrea unidad será posible lograr la atención especial que nos merecemos los manabitas y esmeraldeños. 

Creo en el poder y amor de Dios, en los valores de la paz y la paciencia, pero también me apasiona el que haya justicia de los gobernantes de nuestra nación para todos.