La referida campaña incluía entre sus acciones el eslogan “Viaja primero Ecuador”, con el que se buscaba promover una cultura de hospitalidad y motivar a los ecuatorianos para que conozcan primero Ecuador. 

Siguiendo esta misma línea, en el año 2017, se planteó la idea utópica de “un turista por cada habitante”, interpretándose que al país deberían ingresar 16 millones de turistas, con la aplicación de la política de cielos abiertos para cumplir tal propósito.

Y así, el sector turístico ha venido escuchando propuestas, proyectos, ideas, etc., que penosamente no se han cumplido. Aunque no quisiera hacer leña del árbol caído, como decimos en Manabí, es necesario hacer énfasis en la política de cielos abiertos, establecida a través de decreto ejecutivo 256, que adopta como política pública nacional la plena liberalización del transporte aéreo en los aeropuertos de Quito, Guayaquil, Latacunga y Manta, con el propósito principal de incentivar la llegada de nuevas aerolíneas y rutas al país.

No obstante, resulta que viajar en transporte aéreo en Ecuador puede ser más costoso que ir a Perú, Panamá, México o Colombia. Los problemas de altos costos en el transporte aéreo vienen acaeciendo desde el 2012, cuando el expresidente, mediante decreto ejecutivo 968, eliminó el subsidio al combustible de avión, y pese a la política de cielos abiertos impulsada por el actual Gobierno, tranquilamente en la ruta Manta-Quito-Manta, se puede encontrar un boleto aéreo en $ 580, valor extremadamente alto si se compara con los precios en rutas internacionales de los países antes mencionados. 

Esto es inconcebible en un país que dice desear vivir del turismo en el mediano plazo, que busca que viajes “primero Ecuador”, ¿pero cómo, con precios tan altos para un vuelo interno, o con el alza de precios para la gasolina, que seguramente se verá reflejado en el incremento de los pasajes terrestres, incluso cuando el turismo ha sido incluido dentro de la Agenda de Transformación Productiva para el cambio de la matriz productiva de Ecuador? 

Es esta falta de elocuencia, entre desear ser un destino turístico líder y las acciones que se toman para alcanzar lo deseado, la que deja en tela de duda varios de los objetivos que se plantea el Mintur. En tal escenario, es prioritario establecer normativas direccionadas a definir los techos para precios de boletos en rutas nacionales.