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Portoviejo
Las trillizas de Dios son la sensación

Decenas de tarros de leche, apilados en el patio, son la muestra inequívoca de que allí viven las reinas del Rocío Alto, en la parroquia San Pablo.

Lunes 14 Enero 2019 | 11:00

Se trata de las hermanitas Victoria Abigail, Victoria Eunice y Victoria Damaris, más conocidas como las trillizas de Dios y que nacieron en abril del 2018.

Desde entonces son las consentidas del sector. 
Su madre, Yesenia Portero, menciona que es un complicado pero hermoso reto criar a tres niñas. Las tuvo a los 42 años de edad y luego de estar ocho años ligada, por eso ella y su esposo, Johnny Briones, le atribuyen el triple nacimiento a un mensaje de Dios. 
La pareja asiste a la iglesia evangélica Puerta del Cielo, en San Jorge, y hasta allí las llevaron a presentarlas al culto.
Las niñas, de nueve meses, siguen creciendo sanas y ya pasaron la primera Navidad en familia. 
Todos se emocionaron en esa fecha y como siempre fueron vestidas iguales, lo que hace muy difícil diferenciarlas, pues son como tres gotas de agua. 
Su madre es la única que las puede identificar rápidamente.  
En el cuidado de ellas ayuda Yuli, la hermana mayor, quien ya tiene 22 años y está pendiente de lo que necesiten las niñas.
 
Un reto. La madre de las pequeñas indicó que los tres primeros meses fueron lo más intensos, pues toda la planificación de su vida cambió, ya que de ser una mamá de hijos universitarios y a la espera de nietos, pasó a ser una mamá casi “primeriza”. 
Agregó que las noches y madrugadas nunca volvieron a ser iguales, pues debieron colocarlas en una cama grande y siempre una de las tres se despertaba, además tenían horarios dispares para alimentarse, contó. Dijo que al tercer mes todo se fue regulando. 
Recordó que tras el nacimiento varias parejas les pidieron a una o dos niñas en adopción. 
Yesenia agregó que aunque les daba mucha tristeza ver las ansias de aquellos matrimonios, no podían dárselas, pues la misión que les ha encomendado Dios es cuidar de ellas, indicó.
Johnny Briones, el padre, señaló que las trillizas demuestran buen apetito y  a la semana consumen un tarro y medio de leche, de los más grandes.
Cada tarro cuesta 42 dólares.
Mencionó que él es el único sostén económico de la familia y trabaja como obrero en un almacén denominado “La casa del accesorio”.  
Los primeros días algunas personas les ayudaron, pero ahora ya muy pocos llegan, indicó. 
Los ahorros que tenían en tantos años de trabajo ya se fueron, pues además de la alimentación, los pañales  también se van como agua entre las manos y un paquete de la talla mediana se consume en un día.
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