La ciudadela, situada a un costado de la autopista Manabí Guillem, tiene una entrada llena de flores y llantas decoradas que, en su mayoría, hacen de maceteros. Los vecinos intentan que el sector se vea lindo. Sin embargo, una vez que se ingresa al lugar comienzan los problemas. No cuentan con el servicio de agua potable y alcantarillado, y las calles, a pesar de que lucen limpias, no se encuentran en buenas condiciones. 

En el sector viven aproximadamente 55 familias, aunque hay algunas casas que no están habitadas. Pese a la ausencia de varios servicios básicos, los habitantes siempre permanecen unidos y en ocasiones organizan mingas de limpieza, pues el carro recolector de basura no pasa siempre y tienen que de alguna forma no dejar que todo esto se acumule. 

Héctor Rengifo, morador de la ciudadela, indicó “que el sitio es muy seguro. Yo dejo afuera de mi casa mis botellas de agua y amanecen tal como las dejo, aquí no hay gente mala, los vecinos dejan cosas afuera, incluso motos, y todo sigue igual”, asegura  Rengifo. 

Los vecinos siguen esperando que las autoridades pertinentes realicen los cambios necesarios. 

Se buscó la versión de Xavier Solís, director municipal de Obras Públicas, pero no fue posible.