Omar Bermello es uno de ellos, y cuenta que vive en la vía Portoviejo-Crucita y desde allá viaja todos los días hasta El Palmar de Manta.
Su jornada inicia desde la madrugada, ya que a las 05h30 ya está acomodando los productos en el puesto.
Primero vendía la conocida leche de moño (leche sin procesar en funda), pero con el tiempo este negocio decayó y decidió comerciar otros productos.
Ahora llega con productos que elabora él mismo. En su mesón tiene maní molido, cuajada, mantequilla blanca, tamarindo y almidón. Pero también vende, solo bajo pedido, patos o gallinas criollas sacrificados y listos para hornear.
>MEDIODÍA. Cuando llegan las 12h00 es el tiempo en que Omar Bermello se marcha a su casa para descansar un poco e iniciar su labor al siguiente día. Él trabaja hasta los domingos. A su lado está Orlando Rodríguez, quien recuerda haber llegado, cuando tenía 11 años, a trabajar con su padre en la venta de pollos.
Actualmente tiene 25 y aún sigue en este sitio.
Wilson Reina, morador, indicó que en la calle principal de El Palmar, donde se concentran los comerciantes durante el día, hace falta obras. Una de ellas es una promesa que aún no le cumplen al sector.
Se trata del parque lineal, donde se incluiría a los comerciantes que trabajan en el lugar; el proyecto contempla que la vía principal sea convertida en peatonal, dijo Reina. Para la presidenta del barrio, Mercedes Rivera, la vía que está frente a la terminal aún no está terminada porque del costado que da al barrio faltan las veredas.