Actualizado hace: 938 días 1 hora 47 minutos
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Sentido gesto de Alfonso Delgado
Por: Alfredo Saltos Guale
Por: Alfredo Saltos Guale
El intelectual y escritor manabita Alfonso Delgado González, orgullosamente nacido en Bahía de Caráquez, se ha ganado la admiración y respeto de la colectividad, sentimientos que se acrecientan al meditar lo escrito por él en su nota Oremos por mi salud, del 28 de noviembre pasado, en que ha tenido el carácter, delicadeza y frontalidad de hacer conocer a sus lectores, entre los que me encuentro, que próximamente será sometido a una delicada intervención quirúrgica que interrumpirá temporalmente su presencia como columnista distinguido de la página editorial de El Diario, mientras alcanza la recuperación que todos anhelamos.
Alfonso ha tenido la entereza y valentía de aceptar y hacer pública la realidad de su quebrantada salud, cuya ineludible solución será poner en las manos prodigiosas de un renombrado cirujano su dolido corazón, para superar la obstrucción de una de sus válvulas que afecta la fluidez sanguínea. Pero antes de ese delicado trance, ha querido hacer trascendente a su pueblo, en un gesto no visto antes en el ambiente periodístico, que se alejará temporalmente del contacto con sus aspiraciones trasmitidas en sus escritos con claro y comprensible estilo.
Ha destacado con inigualable fortaleza cristiana que confía plenamente en el poder de la oración, no sólo de la suya propia, sino que invita a sus amigos y lectores que eleven plegarias por su pronta rehabilitación, que le infundirá una nueva energía, que bien necesita frente a una riesgosa cirugía y convalecencia, aun en la confianza que la ciencia ha dado avances extraordinarios para hacerla más segura, con mayor razón cuando se trata de un ser de indoblegable espíritu de lucha heredado de sus ancestros.
Alfonso Delgado es de esos extraños y escasos ciudadanos que a lo largo de su vida, en su juventud y madurez, jamás han quebrado ni desmentido su impoluto comportamiento, demostrado en el ejercicio público, engrandecido con acciones benefactoras y de defensa de las causas democráticas, sin que su conducta haya sido empañada con acción alguna que atente sus creencias y principios defendidos con ardor e irrebatibles argumentos.
Aceptamos la petición de Alfonso, nuestra familia y yo, integraremos el inmenso ejército de creyentes que oraremos por él, no cejaremos de rogar por su total sanación, en la certeza que no pasará mucho tiempo hasta que retome su labor semanal como articulista, con la misma verticalidad y compromiso social que ha caracterizado su aporte por más de dos décadas ininterrumpidas a la noble misión de hacer opinión pública nacional.
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