Un aeropuerto representa la excelencia de una ciudad, es el punto máximo de demostración de progreso y desarrollo.

Siete años lleva el aeródromo cerrado y la ciudad sigue estancada. Según los detractores de la terminal aérea, este fue y es el impedimento para el progreso de la ciudad por razones infundadas esgrimidas por estos señores.

¿Que el aeropuerto es un peligro por su ubicación? En más de 70 años de funcionamiento no ha existido un solo percance, ni en la guerra con el Perú que arribaban aviones de todo tamaño. Solo vemos lo negativo en Portoviejo.

¿Acaso el aeropuerto de Guayaquil no se encuentra ubicado en el casco urbano? Ni hablar del aeropuerto de la ciudad de Cuenca con algunos inconvenientes y accidentes, no han pensado jamás en cerrarlo. El aeropuerto de Gibraltar es otro claro ejemplo, etc.

El aeropuerto sí era rentable, lo cual ha sido demostrado por enésima vez. Pero supongamos que no lo sea; es obligación del GAD cantonal con el alcalde al frente promover políticas claras, con ideas, y con voluntad de repotenciarlo.

Por poner un ejemplo: Existen varios puertos que no son rentables en la costa ecuatoriana y a nadie se le ha ocurrido cerrarlos por este motivo, es más, se buscan financiamiento y recursos para mejorar su operatividad. Ojalá que con este ejemplo entendamos la mala fe que existió en el cierre del aeropuerto Reales Tamarindos.

Hablando de mala fe, recordemos que habitualmente había dos vuelos, uno en la mañana y otro en la tarde. Con este horario los burócratas, ejecutivos y empresarios viajaban a Quito y realizaban sus trámites con total normalidad y no tenían que pernoctar un día más en la ciudad capital, pero la DAC, cediendo ante la presión, el odio y la ambición de cierto sector con poder económico de la provincia para con Portoviejo, logró cambiar los horarios de vuelos diarios en la mañana y al medio día, con lo cual lógicamente ya no era negocio viajar desde Portoviejo. 

De esta manera se perjudicó a la ciudad capital y lograron su objetivo de cerrarlo con sus agresiones sistemáticas. Se lesionaron los intereses de una ciudad por favorecer a otra.

Todo es cuestión de mentalidad y debemos pensar en grande, no solamente en tener una pista alterna y/o que solo arriben aviones de hasta 80 pasajeros y avionetas. Este ha sido nuestro problema en los últimos años, no tenemos aspiraciones, con poco y nada nos contentamos. Tenemos la obligación con nuestros hijos de dejarles una ciudad moderna y pujante, en tener un aeropuerto a la altura que se merece Portoviejo, de lo contrario seguirá siendo un pueblo, un bello jardín de rosas.