Actualizado hace: 938 días 5 horas 38 minutos
Karen Stephany Estrella Lucas
Sexualidad como construcción social

Como uno de los temas que inquieta al ser humano está la sexualidad, es un desafío reconocernos y aceptarnos diversos, la diversidad etimológicamente viene del latín “diversitas” y del participio “diversus”, que comprende la diferencia y variabilidad de quien se refiera, es decir presentarnos como personas diferentes y cambiantes.

Viernes 16 Noviembre 2018 | 04:00

A lo largo de la historia se han planteado categorías según el sexo y el género; sin embargo, más allá de cada interpretación esto no marca ninguna diferencia como especie humana. Las polémicas planteadas alrededor de las categorías sexuales son muchas, social y legalmente no todas son aceptadas. 
La sexualidad ha llegado a ser considerada como una construcción social y nuestras elecciones como mandatos, a favor de esto como lo planteó Freud, somos sujetos que actuamos según pulsiones (carga energética) encaminadas por el aprendizaje cultural que se construye cuando en los primeros años de vida nos instauran ser hinchas de un equipo, nos dicen que ser hombre es ser fuerte y ser mujer es ser débil, que los hombres no lloran, desde entonces llevamos mandatos inconscientes que reproducimos constantemente. Nos enseñan a reconocernos “normales” si nuestra elección es heterosexual y anormales si no lo es y llegamos a ser catalogados como raros, enfermos o pecadores. 
Rubio Aurioles, un doctor en sexualidad humana, propone a la sexualidad  como “la integración de cuatro potencialidades: la reproductividad, el género, el erotismo y la vinculación afectiva”.  Enfoca estos cuatros puntos más allá de la condición biológica (concepción, embarazo y parto), la lleva también a enfoques psicológicos y sociales, plantea la expresión de la sexualidad del sujeto en la funcionalidad de éste, la capacidad de disfrutar del cuerpo y de los afectos en relación con nosotros y con los demás. 
Los roles aprendidos los replicamos, resulta polémico para la sociedad poner en duda nuestra identidad sexual, pero somos esto y todo lo que vayamos descubriendo, porque la sexualidad aunque la propuesta parezca caótica, nunca termina de definirse. Al final del día importa poco si somos heterosexuales, homosexuales o nos identificamos de otra manera, porque queramos o no ya nacimos, ya somos y ya hacemos con eso. Entonces la sexualidad se convierte en un constante descubrimiento que permite crearnos. 
Quizá nos hemos preguntado alguna vez qué hubiera pasado si hubiésemos nacido en otra familia, en otras condiciones, en otra cultura, o si pudiéramos evitar hacer cosas del pasado de las cuales nos arrepentimos. Evidentemente, no seríamos lo que somos ahora, porque la mochila que se carga no sería la misma. Cargaríamos con otras culpas, otros errores, otros deseos, otros mandatos, y esto que somos y seremos es lo que hoy construimos y de lo cual podremos o no enorgullecernos en su momento.
Entonces, cabe la pregunta: ¿la sexualidad que transitamos es la que queremos vivir o es la mera ejecución del dictamen social?
 
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