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Roberto Baquerizo
Privatizar/concesionar empresas públicas

Jueves 15 Noviembre 2018 | 06:00

Los argumentos en la región para ir en esta dirección fueron: reducir el déficit fiscal que estas provocaban por los subsidios recibidos, el Estado pésimo administrador, bajar la elevada deuda externa, el rezago tecnológico y la falta de inversión, no hubo el correcto enfoque relativo a la producción, todo fue por dinero.

En países como Argentina y México se generaron ingresos de miles de millones de dólares para cubrir deficiencias.  Bajo la óptica de que el Estado debe intervenir lo menos en los asuntos de los ciudadanos  y los privados lo más, las privatizaciones produjeron su achicamiento, la carga en apariencia desaparecía aunque los problemas económicos, en general, no. Al venderlas, este supuesto peso, produce recursos extraordinarios, pero hasta ahí nomás. 
En ambas repúblicas se dieron abusos, ausencia de claridad y transparencia, escasos años después nuevas crisis como la bancaria de Argentina demuestran que la privatización/concesión tan solo resuelve el problema económico inmediato. 
Hay ejemplos de grandes empresas públicas,  no deficitarias, que fueron privatizadas y cuyo aporte al erario nacional era importante. En estos países los ciudadanos se preguntan  por qué. La interrogante es válida  dado que, al no existir el control antimonopolio necesario, los servicios (luz, teléfono...) se dispararon y los usuarios sin alternativas pagan los incrementos de tarifa, también porque El estado ha tenido que subvencionar el empleo por los despidos que se producían o, reasumirlas y, además por el negocio que unos hicieron al negociarla.   
En Ecuador, al cabo de 15 años sin éxito y 12 años de paréntesis, 27 años en total, estamos regresando a pensar en privatizar/concesionar. Se nos informa que lo hacemos porque en definitiva se requiere dinero para el Estado, también estas lo requieren,  a su vez, para su desarrollo  y por cuanto, algunas, son una carga. 
La cuestión a preguntarnos es si en una situación de holgura ¿venderíamos/concesionaríamos?. Pienso que no.
Siendo estas las razones estimo que vale la pena iniciar el proceso teniendo como espejo lo ocurrido en estas repúblicas -venta al “contado”-  para no repetir errores y tener procedimientos claros.
No hay que hacer chivo con bombo de nuestras riquezas.  Las joyas de la corona ponerlas al último, su condición monopólica debe ser considerada y regulada para que mañana no estemos lamentando ni tampoco recomprando por regulaciones nuevas no consideradas al momento de la negociación, cualquiera de las dos modalidades aplica.   Banco del Pacífico, al igual que Seguros Sucre, debe ser vendido y otras empresas deficitarias traspasarlas si hay compradores y sin problemas legales.   
 
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