Un cuadro con marco de madera y vidrio protege la imagen de Ciro Morán de la intemperie; el polvo, la humedad y el viento suelen dañar las reliquias y es así como los allegados de Ciro resguardan sus recuerdos.

Los amigos más cercanos y los familiares lo conocían como “Cachete”, apodo que se lo pusieron desde la infancia y del cual nunca logró despojarse. Muchas veces y cuando por algún motivo lo buscaban por su nombre, no daban con él, pero al mencionar el sobrenombre rápidamente lo encontraban.

 

Despedida. La fecha de la muerte de Ciro Nelson resulta imposible de olvidar. Fue en la víspera del  Día de la Madre de 1984.

Era sábado y partió desde la casa de la familia, ubicada en la calle 26 de Septiembre, sector de la fundación Oswaldo Loor. 

Esa noche, tras merendar, Morán estuvo compartiendo con sus hermanos, también con su mamá, de quien se despidió efusivamente, ya que al siguiente día tenían pensado reunirse para agasajarla en su día clásico. 

“Cachete” tomó su motocicleta y se dirigió a la vía a Santa Ana. Iba hasta el sitio El Níspero porque en dicho lugar vivía su cónyuge.

“Se había tomado unas copas, nada del otro mundo. Luego se despidió y no supimos más de él con bien”, precisó Tito Morán.

 

Noticia. Cerca de la medianoche, recordó, a la casa de la familia llegaron amigos para informar que Ciro había sufrido un accidente.

Su cuerpo apareció lastimado en Lodana, cerca a un canal de riego. Curiosamente la motocicleta quedó estacionada, lo cual despertó dudas sobre lo ocurrido.

Cuando los familiares llegaron al hospital Verdi Cevallos recibieron la mala noticia: una hemorragia interna originó la muerte de la persona que trabajaba como conductor de volquete en el Consejo Provincial de Manabí. 

Según su hermano, a Tito lo aplastaron con un vehículo y lo dejaron abandonado. Pese a la denuncia el caso se estancó y no hubo castigados por el hecho de sangre.