En total 16 planteles enviaron sus delegaciones, acompañadas de sus profesores de baile, inspectores y docentes. Cada una de las delegaciones se lució con sus variadas interpretaciones, siempre apoyadas de carros alegóricos que tenían personajes gigantes con los cuales los alumnos complementaban sus interpretaciones.

La mayoría de las comparsas tenía música en vivo, con alumnos que mostraban sus mejores voces cantando temas sobre todo tropicales y también conocidos himnos a los que les adaptaban el ritmo. 

Las temáticas que presentaron los estudiantes fueron variadas y las delegaciones bien hacían una representación fabulosa de los años 70 o entonaban ritmos de fama universal. La habilidad de sus bailarines, la gracia de sus bastoneras, más la belleza innata de las alumnas cautivaron a las personas, que no cesaban de aplaudir.

 

Con emoción  El recorrido, que inició con más de media hora de retraso (a las 09h05) en la calle Atanasio Santos y terminaba a la altura del parque Eloy Alfaro, recorrió cerca de dos kilómetros y estuvo dividido en cuatro bloques. Al inicio el clima estuvo muy agradable, pero a las 12h00 el sol apareció en su máximo esplendor, causando molestias a quienes estaban a la intemperie.

Pero ni siquiera eso disminuyó el ánimo de la fiesta, ya que el desfile había causado expectativa en los habitantes que desde muy temprano empezaron llegar y se apostaron en las veredas. Muchos llevaban sus propios bancos y sombrillas para estar cómodos y protegerse del sol. Yesemina Mera fue una de ellas. Arribó desde la ciudadela Los Tamarindos junto con su familia y en el carro de su suegro colocaron 6 bancos, así pudieron disfrutar la jornada. Dijo que el desfile estuvo muy bonito. 

Rosa de Mendoza, coincidió con ella, también llevó una silla y destacó que lo que más le gustó fue el civismo que se percibió en el ambiente y también las bandas de guerra de los colegios. 

Nadia Serrano, quien no se pierde un desfile de independencia, señaló que la piel se le ponía de gallina con cada delegación estudiantil.

En este año los organizadores del desfile, el municipio y Ministerio de Educación, coordinaron para que las delegaciones tuvieran un tiempo máximo de hacer su rutina artística al frente de la tribuna de autoridades, en total eran tres minutos, por  ello se colocó un cronómetro gigante, donde los instructores de los colegios podían observar hasta qué tiempo podían hacer su número. Todos cumplieron en el plazo previsto.

 

Entidades públicas.  Luego de la participación de los alumnos llegó el turno para los empleados municipales, por lo que desfilaron todas las direcciones y empresas de la entidad.

De allí fue el turno de los empleados de los ministerios que tienen oficinas en Portoviejo.

Cada una acompañada de sus autoridades rindieron homenaje de diversas maneras, en ocasiones se apoyaban de zanqueros o artistas para hacer más amena su participación.

Los integrantes de la Asociación de Discapacitados de Portoviejo también salieron al recorrido, algunos en sillas de ruedas, y la ciudadanía les retribuyó el esfuerzo con largos aplausos.

Luego, en el último bloque,  el turno fue para las fuerzas del orden, la Comisión de Tránsito, la Policía y Militares, que le dieron ese toque marcial al desfile. Con sus armas, sus canes amaestrados y hasta tanques de guerra, incluso helicópteros, los militares causaron sorpresa a los presentes. La Policía aprovechó para entregar recuerdos al Gobernador de Manabí y el alcalde de Portoviejo.

Al final, luego de más de cuatro horas de desfile, los ciudadanos partieron, la mayoría cansados, pero contentos por participar de un desfile como en los viejos tiempos de la cívica y el amor a los pueblos.