Este concepto es útil a cualquier economía del color que sea. Cuba, por ejemplo, uno de los poquísimos países del mundo que aplica rígidamente un sistema que no se basa en las decisiones individuales, obtiene sus ingresos, principalmente,  de  la venta de servicios relacionados al turismo y de la venta de servicios profesionales que tienen que ver con la salud. Si no hiciera esto, seguramente  todos sus habitantes deambularían como indigentes. 

China por su parte, aunque igual que Cuba, es un régimen de partido único, permite, sin embargo, la existencia de un mercado casi libre de bienes y servicios. Y lo ha hecho tan bien que su producción llega a todo el mundo. 

No se diga de economías clásicas de mercado que andan  buscando todos los días cómo llegar al último rincón del planeta y cómo estimular a su gente para que creen  cosas y capturar  así nuevos y mayores nichos de mercado. 

Los ecuatorianos, por nuestro lado, hemos sido testigos  del grito de guerra de todos los gobiernos sean de derecha, de izquierda o de centro: “producir y vender  más bienes  para  depender menos del petróleo”. Felizmente por la dedicación de esforzados empresarios el país produce  camarón, banano, flores y atún, el grueso de la exportación privada. 

Si se vendieran más bienes por el mundo, más dólares entrarían a nuestra economía y el nivel de vida de todos mejoraría. 

Así exactamente ocurre con las ciudades.  Si una  ciudad, sin importar su tamaño, tiene poco que ofrecer al país y al  mundo, pocos serán sus ingresos y si por el contrario tiene mas bienes que vender, sus ingresos serán mayores. Entonces el esfuerzo de los dirigentes de las ciudades no está únicamente en cumplir las obligaciones primarias.  Como que esto es elemental. La idea debería ser  estimular por todos los medios que se logre una producción variada de bienes y al mismo tiempo  “poner cosas” en las ciudades para  atraer turismo.

Portoviejo, según me han contado,  es hoy por hoy la capital del país  del plátano convertido en chifles de exportación. ¡Qué bueno que así sea! Lo que han logrado los emprendedores en este negocio es digno de todo encomio.  Pero no basta.  Igual que Ecuador, la ciudad necesita exportar más, vender más, requiere que más dólares entren a la economía local. Más ingresos generan actividades colaterales en muchas áreas  y sobre todo empleo a muchísimas personas. Y esta es la actividad en la que hay que concentrarse.