El domingo 2 de septiembre tuvo su último accidente al caer en el canal de riego en la parroquia Colón, de Portoviejo. 

Un vecino, que escuchó un estruendo similar a un choque, fue al lugar para avistar alguna novedad y se encontró con parte de una motocicleta sobresaliendo del agua. Entonces alarmó a los moradores y armaron una búsqueda, encontrando al conductor de la moto golpeado aguas abajo del conducto.

>Inicios. Siendo un infante, Iván Briones sufrió su primer accidente al caer desde una hamaca en la que se encontraba jugando con los primos en su casa localizada en El Cady, de la parroquia Colón.

Lo estaban empujando y de pronto la euforia originó que los niños emplearan mayor fuerza hasta que Iván “salió volando” y fue a parar contra una pared, perdiendo el conocimiento. “No tenía ni dos años de edad cuando ya visitaba una casa de salud”, dijo.

Según Briones, sus padres se encargaron de llevar las cuentas. Antes del mes sufrió el segundo percance, por eso terminaron apodándolo “Ambulancia”.

>Salado. Iván asegura que no es su culpa ir de la mano con la desgracia. En su cuerpo tiene cicatrices por todas partes como constancia de su racha negativa y si alguien no le cree, pues entonces debe mirarlo sin mucho detenimiento porque las marcas saltan a la vista.

Choque con motos, bicicletas, carros, caída de sillas, y hasta de caballos aparecen en la hoja de vida de don “Ambulancia”. 

En enero pasado, luego de celebrar el inicio de año, Briones se vio obligado a no poder seguir con la jarana, ya que se impactó contra una vaca. Conducía su motocicleta y el animal que se encontraba pastando se asustó por el ruido, entonces se cruzó en la vía y se dio el choque. La moto fue directa al canal y terminó con lesiones múltiples que lo obligaron a estar en cama por dos meses. 

“En el hospital los médicos se ríen cuando me ven. Ya soy ‘cliente fijo’ en el Verdi Cevallos”, señaló.

“Ambulancia” dijo que muchas veces, tras accidentarse, optó por huir para no cargar con ninguna responsabilidad.