Actualizado hace: 938 días 11 horas
Jacinto García Delgado
¿Será negocio la campaña política?

Martes 11 Septiembre 2018 | 07:00

 Así de sencillo. Una república con más comerciantes del voto no es país. El dinero no hace al político, el hombre público se hace con dignidad y honestidad. De ahí que el rencor, la cólera y el odio destruyen la personalidad de cualquiera.

Los políticos de prestigios y reputación son los que llegan a la función pública a servir, no servirse de las pequeñas o altas estructuras económicas.    
¡Increíble! Entre el 2000 y el 2018 se desarrollaron trece procesos electorales, que mantuvieron al pueblo en trance de repetidas elecciones, les conmovió por no dar cumplimiento a la palabra y llevarlos a vivir en continuas ofertas y promesas.
En estos 18 años imposible hacer un recuento total, pero si se puede recordar el año que sucedió cada sufragio. En el 2000, elecciones intermedias seccionales; 2002, elecciones generales presidenciales; 2oo4, elecciones intermedias seccionales; 2006, consulta popular; 2006, elecciones generales presidenciales; 2007, referéndum aprobatorio de Ecuador; 2008, referéndum constitucional; 2009, elecciones intermedias seccionales y generales presidenciales; 2011 referéndum constitucional y consulta popular; 2013,elecciones generales presidenciales; 2014, elecciones intermedias seccionales; 2017, elecciones generales presidenciales; 2018, referéndum constitucional y consulta popular. 
Adicionalmente, hay que aumentar las segundas vueltas presidenciales que arrojan un porcentaje de casi un proceso por año.
Frente a esta referencia histórica veraz y política, lo lógico es que las ecuatorianas y los ecuatorianos de ayer y especialmente los de hoy se pregunten: ¿Será un negocio la campaña política? Aún más cuando han venido siendo lideradas por los mismos dirigentes de siempre,  dueños del poder político y de las candidaturas.
Qué hermoso tiene que ser un rechazo colectivo de gobernantes, gobernados y conducidos para que el país pueda ir a elecciones cada seis años; mientras que las consultas populares y los referéndum constitucionales sean en periodos definidos y distantes.
Toca al señor Presidente de la República y con ello al Consejo Nacional Electoral, a la Asamblea Nacional, a los líderes y dirigentes de los partidos y movimientos políticos, a las instituciones clasistas y sociales, a los medios de información prensa, radio y televisión; y al pueblo de manera general, enfrentarse valerosamente por una auténtica reforma electoral, aunque en el camino tengan que encontrar a los opositores antiecuatorianos, a los que tienen que vencer tanto  casa adentro como afuera.
Reflexionando: Ningún cambio del país será suficiente sin el proceso de la reforma electoral. Por lo tanto, toda transformación tiene que basarse en la realidad por tremenda y negativa que sea. Construir y reconstruir un Ecuador nuevo necesita destruir lo viejo y caduco, es decir, todo aquello que impide el desarrollo socioeconómico, político y social.
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