Quien creyera que cambiarían su historia, para bien de esa nación, esos simples cuadernos conteniendo las minuciosas anotaciones de un modesto chofer sobre  entregas de bolsas repletas de dólares al círculo mafioso que gobernó Argentina respaldado por el voto y la confianza del engañado y necesitado pueblo. Así, está en manos de la justicia su futuro, ya que las delaciones de los participantes en los atracos cada vez son más en número y en revelaciones, lo que da visos de veracidad a esos cuadernos; comprobándose que el discurso del socialismo del siglo XXI fue solo para aprovecharse de los ingenuos que multitudinariamente caen en la verborrea política aprobando el saqueo de las arcas fiscales. Parecidos hechos y sus malos resultados suceden en Venezuela y Nicaragua, así también ocurrió y de alguna forma hay restos en nuestro país y Brasil, en similares circunstancias en Bolivia y ni que decir en Cuba por más de medio siglo. Son los resultados de la casi hemisférica publicitada revolución ciudadana de la que unos fracasados populistas son sus adalides. Lo anterior y el masivo éxodo de venezolanos en busca de comida y elementos para vivir, demuestran los grandes engaños que son las tesis revolucionarias en ese país y donde las han aplicado; por ello, nuestro gobierno central dejando sus medias tintas, puso alguna distancia con Maduro y debe también hacerlo con otros populistas de izquierda que aún gobiernan  naciones. 

También, y así como el GAD de Quito ya removió de una plaza el busto de Nestor Kirchner, igualmente debería demolerse el monumento de este individuo  en el abandonado edificio de la Unasur en la Mitad del Mundo. De manera similar, así como la Asamblea acaba de despojar de una condecoración a un cuencano cura pedófilo, también debería hacerlo con la presea que a la controvertida Cristina de Kirchner le puso en su pecho la anterior presidenta legislativa, la tildada borreguil, Gabriela Rivadeneira.