Luis Véliz Mera, de 74 años, fue uno de los primeros en llegar a vivir allí. Recordó que hace unos 50 años en el lugar había mucha maleza, “eran florales y no existían casas”. Sin embargo,  dijo que el dueño de los predios, Antolín Carreño, que era su suegro, lotizó el lugar y entonces sus hijos empezaron a poblar el sitio. Las personas lo identificaban como la vía a Manta o al colegio Olmedo.

Actualmente este es un sector muy dinámico, reconocido por dos cosas: primero porque casi todas las familias se dedican a la actividad de alquilar departamentos a los estudiantes universitarios.

Segundo porque la mayoría de sus moradores son de la religión Testigos de Jehová.  

Orley Carreño dijo que en casi todas las casas hay integrantes de esta  denominación. Destacó que vivir entre ellos les permite una tranquilidad a todo el sector, pues mencionó que en ese ambiente de hermandad casi no existen problemas y todos se ayudan entre ellos, promoviendo la solidaridad. 

Cada día y sobre todo los fines de semana las familias salen  a predicar la palabra, por lo que son muy conocidos.