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Hombre en alquiler: prostitución en la web

Mauricio no tiene un trabajo común. Aunque usa camisa y corbata, sus reuniones no son en oficina. Muchas veces son en un cuarto de hotel.

Domingo 22 Julio 2018 | 11:00

 Su tono de voz varonil y su acento colombiano llama la atención de mujeres y hombres. Este extranjero de 22 años ofrece sus servicios a personas de ambos sexos. 

El trabajador sexual se desenvuelve en Quito, aunque, por trabajo, podría llegar hasta Manabí, dice mediante llamada telefónica, siempre y cuando se le pague el hospedaje. 
En su perfil de la red social masculina Skokka se promociona como “Moreno y dispuesto a satisfacerte” y promete “servicios completos y garantizados, desde la A hasta la Z”.
Mauricio explica sus tarifas. Por ejemplo, por una persona, sea hombre o mujer, cobra 50 dólares, sin límite de tiempo. 
Pero tiene sus condiciones. “No doy sexo oral, ni beso en la boca”, menciona drásticamente. 
Garantiza la discreción del caso y relaciones seguras, pues indica, todo es con preservativo. 
Este escort (prostituto) tiene dos años ejerciendo el trabajo y comenta que tiene “paquetes de servicios grupales”. 
Allí cobra, dependiendo del número de personas, hasta 200 dólares. 
Mike es otro trabajador sexual que se desenvuelve en Quito. 
En su biografía dice tener 25 años y su foto describe su físico: tez blanca y un tatuaje de ave fénix que ocupa gran parte de sus pectorales. 
En su perfil promociona “23 centímetros de placer”, frase acompañada por una fotografía de su órgano, algo común en esta red social, pues cada uno de ellos trata de impresionar con sus “dotes”.
Al preguntarle por sus servicios, con acento colombiano también, indica que está ocupado en esta semana y la próxima; después se irá del país y dice no tener fecha de retorno. 
En Portoviejo, la situación no es diferente. Desde el 26 de octubre del 2017 hasta la fecha hay 31 publicaciones de escorts para homosexuales. 
La edad promedio es de 18 a 29 años. Uno de ellos, moreno y con lentes, ofrece en su perfil “22 centímetros reales”.
Dice ser un masajista erótico, pero pone una condición: solo atiende a casados y personas discretas.
Son decenas de ofertas que se encuentran en esta página web para adultos, desde escorts de mujeres y homosexuales hasta travestis y mujeres prepago.
Incidencia. Para Rodrigo Céspedes, médico sexólogo, la demanda que existe en usuarios de escorts se debe a una problemática social y a la deficiencia en la enseñanza de la educación sexual.
“Prostituirse quiere decir a cambio de dinero, eso no varía en mujeres o hombres. La razón social está ligado con la pobreza. La diferencia está en que en las mujeres es abierto y en algunos países está permitido; en los hombres es clandestino. Pero, en sí, la base siempre será la problemática social, economía”, cita.
Para el experto, el tema de la prostitución antes era un tabú, ahora no. 
“Hay mujeres insatisfechas que por diversas circunstancias, problemas hormonales o de falta de comunicación buscan la terapia, entre comillas, de esos hombres y lo hacen a cambio de dinero”, señala. 
Pero los escorts no solo tienen entre su listado de clientes a mujeres, también a personas de su mismo sexo. 
“Están en riesgo total. Comenzando con lo delincuencial y de la salud, que es lo que más importa. De alguna forma, la prostitución femenina está controlada por el Ministerio de Salud, pero en hombres no tienen control y son los que más transmiten, por ejemplo, el sida”, manifiesta.  
Otra de las preocupaciones para Céspedes es la deficiencia en la enseñanza de la salud sexual. 
“Deberíamos comenzar desde la educación infantil. Los padres no tienen comunicación con sus hijos. En colegios y escuelas es la misma situación. No existe en ningún pénsum que se llame sexualidad y debe ser muy exigida”, asegura.
Raúl Muñoz, sociólogo manabita, explica que la incidencia de la prostitución se resume en la necesidad económica. “Vivimos en una sociedad consumista en donde prima lo económico”, menciona. 
Además indica que la diferencia de precios, entre un hombre y una mujer, se debe a la oferta y demanda. 
Según ha consultado este medio, una mujer puede llegar a cobrar, si es triple A, hasta 500 dólares por una noche.
“Esto se debe al mercado en donde se trabaja. No todos pueden pagar miles de dólares”, señala Muñoz.
Para la Iglesia, la prostitución es una ofensa a Dios, ya que el cuerpo es un templo del Espíritu Santo, se indicó. 
Según el párroco de la catedral de Portoviejo, Geovanny Pico, esta labor es el oficio más antiguo del mundo. 
“Ya en el Antiguo Testamento se habla de este tema”, cita. 
Aunque no es legal, según Pico, es permitido en la sociedad. 
“La persona necesita dignidad. No estamos en contra de la persona que se prostituye, la religión no busca condenar, sino hacer ver que el acto que realiza es inmoral”, menciona. 
Por este motivo, en la catedral se realiza un espacio de encuentro y de acompañamiento a mujeres que ejercen la prostitución, en donde las escuchan y aconsejan, refiere.
No existen cifras sobre la prostitución en Ecuador, mucho menos de este trabajo en hombres. 
Hay estimaciones, pero solo de mujeres. Por ejemplo, se indica que 55 mil mujeres desarrollan esta labor en Ecuador: el 79 % tiene entre 21 y 40 años y el 81 % es madre y jefa de hogar a la vez.
En Guayaquil este problema social se ve en varios sectores. Los sexoservidores, como se hacen llamar ciertos trabajadores sexuales, laboran en la plaza del Centenario, según reportan medios nacionales.
En este sector, personas civiles -de 40 a 50 años- y homosexuales llegan en carros y los embarcan con destino desconocido.
En Manabí no es común ver a un hombre “alquilándose” en una calle. Sin embargo, en las calles 9 de Octubre y Olmedo se puede ver por las noches desde mujeres hasta travestis que se dedican a la prostitución.
Seguridad. Pero en este mundo, no todo es ganancias y clientes. 
Edison Cevallos, jurista manabita, indica que esta labor busca ser protegida por las consecuencias y peligros que conlleva, sin embargo, no lo son. 
“Garantías, de manera puntual en el marco de la ley, más allá de las que tienen las agrupaciones de carácter social, no tienen ninguna. Viven desprotegidos, explotados”, manifiesta.
Agrega que quienes se dedican a la prostitución necesitan sacar registros, controles sanitarios, normas de establecerse en determinadas áreas, pero beneficios, reitera, desconoce si tienen. 
“Es un motivo que debe preocupar al Estado, porque las agrupaciones que están en la práctica de esta profesión son cada vez más numerosas”, concluye. 
 
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