De acuerdo al reporte con corte al lunes 16 de julio, la presa almacenaba 34,7 millones de metros cúbicos, lo que equivale al 40,3 por ciento de su capacidad de embalse, que es 86 millones de m3 (considerando el sedimento), y estaba en la cota 95,02 de una cota máxima de 106,5 metros sobre el nivel del mar (msnm).
Alex Briones, subsecretario de la Secretaría Nacional del Agua (Senagua), explicó que las escasas precipitaciones en invierno obligaron a iniciar en junio el trasvase de aguas desde La Esperanza hasta Poza Honda, priorizando este último embalse porque abastece directamente a cuatro plantas de agua: Cuatro Esquinas (Portoviejo), Guarumo (Santa Ana y 24 de Mayo), El Ceibal (Manta, Rocafuerte y Sucre) y San Manuel (Jipijapa) para consumo humano y ante la demanda de riego de unas 3 mil hectáreas servidas por los canales en el valle del río Portoviejo.
TRASVASE. Hasta el lunes se había trasvasado 16 millones de metros cúbicos desde La Esperanza hasta Poza Honda.
En años anteriores máximo se trasvasó 25 millones de m3 en la temporada de verano, señaló Briones, quien insistió en la necesidad de iniciar una campaña de optimización del recurso agua, porque si el próximo invierno es irregular como el que pasó, habrá emergencia hídrica.
Indicó que actualmente están entregando entre 9 y 10 m3 por segundo por el canal de desagüe de fondo de Poza Honda y, dijo que se necesita entre 10 y 11 m3 por segundo para cubrir las necesidades de estos dos usos: consumo humano y riego, además del industrial.
Xavier Valencia, exdirector ejecutivo de Senagua en Manabí, asegura que ese nivel de embalse se puede considerar crítico por dos motivos.
Primero, dijo, la necesidad de agua en la zona desde hace varios años es de 130 millones de m3, es decir, superior a la capacidad de embalse de Poza Honda, porque creció el nivel de consumo de agua potable y las zonas cultivables.
Segundo, también hay que considerar la época del año. Faltan los meses críticos que son de septiembre en adelante, recuerda.
“Ahora se requiere un manejo técnico, para enfrentar esta realidad, pues en buena hora ya se cuenta con el sistema de trasvases para enfrentar esto”, mencionó.
Alex Briones asegura que La Esperanza está en niveles óptimos: almacena 347,2 millones de m3 de una capacidad de 450 millones de m3 y por ahora no necesita que le travasen desde Daule- Portoviejo.
La Esperanza sirve a Manta, Montecristi y Jaramijó a través del acueducto a El Aromo (Refinería), demanda que es baja en comparación con el volumen de embalse. Además, como el sistema Carrizal-Chone no está operativo, no entrega agua para riego en Chone, Bolívar, Tosagua y Junín y área de influencia, lo que disminuye la demanda, explicó.
Siempre manejamos dos escenarios: inundaciones y sequías, dijo.
PREVENCIÓN. En el norte también hay preocupación, donde no hay agua para riego y ganadería.
Fabio Moreira, del sitio Pavón de Ricaurte (Chone), desde febrero toma precauciones y empieza a ensilar pasto para el ganado.
Señaló que logró ensilar maíz forrajero, que es uno de los alimentos que se conservan y utilizan cuando los veranos son extremos, aunque de lo previsto en su zona aún está lejos por llegar, ya que los pastizales se ven verdes y una que otra brisa esporádica cae hasta dos veces por semana.
En Bolívar, Ramón Cusme dijo que para mantener su hectárea de maíz ha construido pozos de agua.
Esto para regar sus cultivos por bombeo, pues el invierno, según contó, no lo acompañó y a falta del sistema Carrizal-Chone debe gastar más en sus sembríos, pues sin agua no es posible cosechar.