Con banquillo y tacho metálico Edison Ávila empieza a apretar las ubres de “Empanada”, una vaca que no se aparta de su chivo. Edison lo hace cuidadosamente para que el animal no sufra estrés alguno, si se lo hace puede “esconder la leche” o no dejarse ordeñar. Cada mañana en sectores como el Horcón, Jaguas y La Seca de Rocafuerte realizan esta actividad, considerada ancestral.

Yillian García, de la finca Carjo, explicó que de 36 cabezas de ganado, las 31 que han parido producen cerca de 300 litros de leche cada día. 

La mayor parte de este producto es destinado para la elaboración de dulces artesanales del cantón. “En esta labor se necesita dedicación y constancia”, agregó García. Además de pasto, alimenta sus reses con maíz y soya, “lo que consuma el ganado es primordial para la producción”, manifestó Don Yillian.

 

 

Tradición. Sneyder Durán, quien se dedica a vende el lácteo, explicó que la mayor parte de sus clientes son dulceros, pues considera que si no utiliza una buena materia prima, el manjar y rompope no quedan igual.

En otros cantones manabitas como Portoviejo, El Carmen y Chone, algunas familias se dedican a ordeñar las vacas para comercializar la leche y mantener a su familia.