Actualizado hace: 937 días 23 horas 36 minutos
Personaje
Tejiendo las tradiciones

A sus 49 años, Escilda Monserrate Bravo Rodríguez no olvida la técnica para tejer objetos con paja mocora.

Viernes 25 Mayo 2018 | 04:00

 Ella elabora desde petates hasta sombreros, según conversó con el Archivo de la Memoria de la Unidad de Cultura de la Universidad Técnica de Manabí.

Dona Escilda menciona que fue su abuela quien le heredó su técnica de tejido, aunque nunca pudo aprender a tejer canastos. “Eso sí no le aprendí a mi abuela, pero de ella fue que yo aprendí a tejer la mocora”, recuerda.
La mujer menciona que esta paja no se cocina antes de empezar a ser tejida para dar forma a petates, también conocidos como el colchón de los montuvios; o sombreros. “Solo se cocina cuando se la va a teñir para darle diferentes colores”, indica Escilda. 
 
Trabajo. La artesana, nacida en Loma Amarilla de Olmedo, señala que elaborar un sombrero se puede tomar tres días de trabajo, si uno se dedica a tejer casi todo el día.
“Antes tejíamos con la luz de alguna lamparita, ahora que ya hay electricidad podemos quedarnos hasta tarde tejiendo. En tres días ya está un sombrero”, señala.
A un tipo de sombreros ella lo conoce como las pavas. Se refiere a los que tienen el ala ancha como los mexicanos. “A esos uno les pone varios colores. Antes se los teñía con anilina”, explica. 
De su infancia tiene gratos recuerdos y en muchas de las escenas que llegan a su mente está su abuelo luciendo sombrero. “Uno lo usaba para protegerse del sol, pero también a veces para ir a fiestas. A mucha gente le gustaba ir con sombrero a todos lados”, indica esta representante de los montuvios de Manabí. 
Otra cosa que recuerda de su juventud es que su familia vivía gracias a la venta de productos tejidos con mocora. “A mi abuelita le encargaban petates. Mi papi (abuelo) también trabajaba, pero se  ayudaban con la venta de sombreros y petates de mocora”, reseña. 
Sobre la cantidad de paja que utiliza, doña Escilda dice que para un sombrero son dos cogollos. “Los sombreritos sí duran bastante”, afirma.
Doña Escilda aprendió a tejer petates a los catorce años y con el paso del tiempo su técnica ha ido mejorando. La paja que usa la coge de la palma de mocora y la corta con machete, según revela. 
“Me acuerdo que cuando mi abuelita tejía los petates yo esperaba a que ella se fuera para empezar a tejer, pero en lugar de eso se los destejía. Cuando me descubrió empezó a enseñarme a tejer los petatitos para niños y así fui aprendiendo”, agrega. 
Doña Escilda destaca la frescura de los petates y señala que por eso eran los favoritos para dormir, además que “en el tiempo de antes no había los colchones. Todo mundo dormía en petate. Era una fantasía de que llegaba cualquier persona de afuera, le tendían su petate. Ahorita raro, ya nadie se acuesta en petate. Ya no”, dice.
Por esta razón ya no vende este producto, pero no pierde la tradición de seguir tejiendo. 
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias