En cuanto a Manabí se refiere, las manifestaciones de insatisfacciones son permanentes, pues viene arrastrando necesidades básicas incumplidas que nublan lo que pudiera ser relación plena con los mandantes de turno.

Ejemplos: se pide posiciones en los mandos nacionales, como provincia con gran poder votante, extensión territorial, capacidad profesional y número de habitantes.

Poder de decisiones de sus funcionarios, cuyas acciones están excesivamente limitadas al parecer de sus superiores en la capital del país, desde donde debe venir el permiso para dar declaraciones públicas.

Por ello es que, sin tratar de ignorar lo establecido a nivel nacional, se demanda de la Presidencia de la República descentralizar, desconcentrar funciones para que Manabí logre administrarse con mayor independencia, para que sus gobernantes internos puedan ejecutar sus programas con mayor agilidad, de acuerdo a la realidad sectorial o regional. 

Recordemos que hace años se promovió un sistema que entregara mayores responsabilidades a los poderes provincia-les y cantonales, saltando la idea de la autonomía provincial, que recorrió Manabí por algún tiempo

Una propuesta en ese sentido llegó, incluso, hasta un pronunciamiento en referéndum popular, que fuera comu-nicado al Gobierno Nacional pero que no prosperó por legule-yadas y un quinta columnismo en el Congreso Nacional.

Aquello demuestra la inquietud de mayor protagonismo e independencia que hoy se hace propicio meditar.