El Ministerio de Hidrocarburos aceptó ayer que desde los terrenos de la Refinería Manabí se está botando a diario miles de metros cúbicos de agua.

Es un hecho que este medio reveló tras una investigación publicada en la edición del domingo pasado.

Una fuente del ministerio, que pidió no revelar su nombre, confirmó que el líquido se está echando por un río de aproximadamente 20 kilómetros de largo, el mismo que recorrió un equipo periodístico de El Diario durante cuatro horas para revelar la problemática.   

“Todo lo publicado (el domingo) es verdad. Queremos tomar alguna acción para poder también comunicar”, confesó la fuente ayer, a través de una llamada telefónica desde el Palacio de Carondelet, en Quito.   

Lo que no reveló la fuente fue la cantidad de agua que se está desperdiciando desde los terrenos donde se prevé levantar la refinería, en el sitio El Aromo, zona rural de Manta. Justo ahí termina el acueducto de 94 kilómetros, cuya captación de líquido inicia en la represa La Esperanza, del cantón Bolívar. 

La refinería tampoco ha querido responder aquella interrogante, pese a las insistencias hechas por este medio desde el 10 de mayo.

Lo único que hasta el momento se conoce de manera oficial es que el acueducto, inaugurado en diciembre de 2016, tiene capacidad para bombear 144 mil metros cúbicos de agua cruda por día. 

Fue construido por la empresa brasileña Odebrecht, en 334 millones de dólares. Su objetivo principal era abastecer de agua a la refinería, pero, como esta obra aún no existe, el acueducto ha pasado a tener una subutilización.

El 20 % del agua sí está siendo aprovechado por los municipios de Manta, Jaramijó y Montecristi, que juntos captan 30.400 m3 de agua cruda por día a través de ese sistema. 

LA POTABILIZACIÓN.  Potabilizar el agua cruda que llega a través del acueducto de Refinería Manabí cuesta entre 25 y 28 centavos el metro cúbico (m3). 

Aquellos son los valores promedios que invierten los municipios de Manta y Jaramijó para aprovechar los 25 mil m3 de líquido gratuito que actualmente reciben entre los dos, mediante el sistema de distribución.

Patricio Zevallos, gerente de la Empresa Pública de Agua y Alcantarillado de Jaramijó (Hidrojar), explicó que la diferencia de costos dependerá siempre de la calidad con la que llega el agua a la planta.

Si contiene altos volúmenes de sólidos y turbiedad, costará hasta 28 centavos, porque su tratamiento demandará mayor tiempo y proceso. Si la calidad es normal o limpia, el valor será de 25 centavos, añadió Zevallos. 

Se denomina sólidos a toda materia que se encuentra suspendida en el agua, como por ejemplo las partículas finas de tierra, y turbiedad, al color oscuro que provocan las partículas. 

José Espinoza, gerente de la Empresa Pública Aguas de Manta (EPAM), sostuvo que los valores de potabilización en la ciudad “deben ser” similares a los que maneja Jaramijó, pues el agua y los procesos de tratamientos son los mismos en ambos cantones. Espinoza no precisó cifras propias de la empresa, aduciendo que actualmente “están haciendo un análisis de costos”. 

Manta está potabilizando hasta 22 mil m3 del agua cruda, y Jaramijó, 3.200 m3 por día. Al multiplicar esas cantidades con los 28 centavos máximo que les suele costar la potabilización, la primera ciudad estaría gastando más de seis mil dólares al día en procesar el agua, y 180 mil al mes; mientras que Jaramijó, cerca de USD 900 y USD 27 mil mensuales. 

En Montecristi se potabiliza por ahora 5.400 m3, pero no es posible hacer el mismo cálculo debido a que el municipio nunca confirmó el costo que asume en la potabilización del líquido. 

Las tres ciudades tienen proyectado a futuro, probablemente este mismo año, aumentar el tratamiento de agua de la siguiente manera: Manta, 30 mil m3; Jaramijó, 7.200 m3, y Montecristi, 10.800 m3.

TRATAMIENTO CARO. El gerente de Hidrojar, Patricio Zevallos, fue administrador de la EPAM hace varios años. En esa época, recordó él, potabilizar agua en Colorado costaba máximo doce centavos el metro cúbico. Era más barato porque el líquido que recibía no era del acueducto, sino del sistema de captación llamado Caza Lagarto, ubicado en el cantón Santa Ana. 

Pero hoy resulta ser más alto el tratamiento porque, reveló Zevallos, el agua que llega del acueducto es mucho más pesada.