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Personaje
Cura a base de su fe y los poderes de la naturaleza

El don de curar es algo que nació en Washington Edmundo Castro López sin aparente explicación, según cuenta.

Viernes 18 Mayo 2018 | 04:00

 Él es reconocido en el sitio Tachuela Medio, de Santa Ana, por ser un curandero de esos que no fallan.

Sobre su experiencia como portador de este saber ancestral montuvio, Washington mantuvo un diálogo con el Archivo de la Memoria de la Unidad de Cultura de la Universidad Técnica de Manabí (UTM). 
 
Sus inicios. Washington es muy modesto y aunque muchos dicen que es de los mejores curanderos del sector, él considera que ha hecho una que otra “cosita”. 
Su primera anécdota en el mundo de la sanación fue con una adolescente que “estaba puro huesito” y a la que su madre había llevado hasta Santo Domingo buscando que alguien la curara. 
“Cuando llegó aquí le di medio vaso de puro. No se lo tomó. Me dice ella: ‘Yo no tomo eso porque no contengo nada en mi estómago. Me arde demasiado’. Y me despreció el puro, no se lo tomó, y como ya lo había sacado del litro me lo tomé yo. Como a los quince minutos me dice: ‘Deme un trago que me lo voy a tomar’”, cuenta.
Añade que tras eso la muchacha se durmió por una hora y se despertó con más ánimos. Lo mismo lo repitió al día siguiente y con eso la chica, que ya no comía, empezó a tener apetito.
Y es que para poder curar a las personas, Washington utiliza plantas del entorno y hasta serpientes. Algunos de estos preparados los ha creado él mismo y para usarlos con otras personas primero los prueba.
Pero además, haber visto a otros curanderos le ha ayudado a especializarse. A esto se suma la lectura sobre plantas medicinales y medicina natural, según cuenta. 
Sin embargo, Washington no considera que tenga un poder especial, para él la fe es el secreto de este oficio, además no se atribuye todo el trabajo. “Para mí el que tiene fe en Dios, tiene fe en la medicina y en mi mano se cura. Es lo que yo siempre digo, porque nadie se sana por sí solo nomás”, afirma. 
 
El ojo. Aunque ya no lo hace, sí recuerda cómo se cura el ‘mal de ojo’. “Para curar el ojo se necesita un huevo para pasarle en todo el cuerpo a la persona. De ahí se pasa en un vaso y ahí se ve si usted está ojeado o asustado, y en ese mismo huevo se ve si usted tiene infección. Parece mentira que en un huevo se descubran muchas cosas”, explica.
Pero eso no es todo. También se usa aguardiente, cojojo, yerbabuena de casa, ruda de Castilla, cogollito de ovo de monte, y ovo dulce, menciona. 
El hombre no descarta enseñarle sus técnicas a los demás miembros de su familia, pero teme que ellos no quieran, porque muchas personas consideran que su oficio solo lo practican los ‘brujos’.
“Esto no es para hacer brujería, sino para componer a las personas”, aclara. 
Don Washington indica que no está dispuesto a enseñar sus técnicas a quienes quieran hacer de esto un negocio. “Lo enseñaré siempre a personas que se vea que lo hacen con interés de curar la gente. No como muchas personas que quieren para un negociado. De Guayaquil, el año pasado, vino una persona, me mandaba a comprar medio litro porque se iba a operar. Se compuso. Y ahora me mandó a pedir diez litros de estos, ¿Con qué fin mandó a pedir diez litros? Es un negociado.”, menciona.
Washington destaca el tipo de males que ha sanado. “He curado problemas a personas que están con úlceras al estómago, gastritis. Personas que hasta le duelen los huesos”, destaca.
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