Los microrrobots forman parte de una nueva generación de dispositivos electromecánicos de un tamaño tan pequeño como el de una moneda o incluso menor, pero con una enorme gama de aplicaciones potenciales en los campos más variados.   

KILOBOTS. Investigadores de la SEAS y del Wyss  han logrado que 1.024 pequeños robots autónomos se organicen y formen un enjambre capaz de moverse de forma coordinada y adoptar formas complejas, como la de una estrella de mar de cinco puntas.  

Este enjambre es un hito significativo en el desarrollo de la inteligencia artificial colectiva, según sus desarrolladores.

HAMR. Investigadores de SEAS han desarrollado un robot inspirado en las cucarachas, el cual es tan rápido y resistente como esas criaturas. El Microrrobot Ambulatorio de Harvard  (HAMR) puede correr a altas velocidades, saltar, subir, girar bruscamente, transportar cargas útiles y caer desde grandes distancias sin resultar dañado.

ROBOBEE. Los expertos del Instituto Wyss y de la Facultad SEAS desarrollan también unos microrrobots voladores autónomos inspirados en la biología de la abeja, con usos potenciales en la polinización de cultivos, misiones de búsqueda y rescate en casos de desastre y vigilancia, así como en la monitorización meteorológica, climática y ambiental en alta resolución.

Colias. Científicos de la Universidad Lincoln (Inglaterra) y de Tsinghua (China) han desarrollado  microrrobots autónomos que, agrupados en gran número, pueden reproducir el comportamiento de los enjambres de abejas y otras aglomeraciones de seres como los insectos, las aves y los peces.

Gusano. Investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) desarrollaron unos microbots de estructura tubular, formados por módulos que tienen en común un sistema propio de control y comunicaciones que les permite reconocerse a la hora de ensamblarse, trabajar en objetivos comunes, y avanzar y cambiar de dirección moviéndose como un gusano.