Esta población, bañada por el río Teaone, es una de las cuatro comunidades afros que están dentro de las 6.000 hectáreas de bosque, parte de la reserva Mache-Chindul, compuesta por 119.172 hectáreas ubicadas entre las provincias de Esmeraldas y Manabí.

Las otras tres comunidades son: Cupa (zona ganadera), Valle de Ene y Mina de Piedra, que están dedicadas al cultivo de cacao, maíz y otros productos de ciclo corto, para su alimentación y comercialización.

En las cuatro comunidades habitan unas 2.000 personas, quienes tienen prohibido talar el bosque para vender la madera, informa diario El Comercio. 

“Somos guardianes de la masa forestal como nativos de esta zona de Esmeraldas”, dijo Luis Cabrera, miembro de la comunidad afro. 

 

Cuidado. Las antiguas costumbres de los habitantes se mantienen. La siembra de plátano, cría de cerdos y los huertos con plantas medicinales como el discansel, ruda, flor amarilla y llantén se observan en los patios de las casas de madera. Sin embargo, también han dado paso a la protección de la flora y fauna local. 

Marjorie Bolaños, de la comunidad de Bocana de Ene, explica que las personas que viven dentro de la reserva han aprendido a conservar el bosque desde 1996, tras la declaratoria de reserva ecológica.

Esta zona es custodiada por dos guardaparques del Ministerio del Ambiente (MAE), quienes cuidan que los habitantes de las cuatro comunidades no deforesten y terminen con la caza de animales.

Según datos del MAE, en la reserva se han identificado 136 especies de mamíferos, 491 de aves, 54 de anfibios y 38 de reptiles. También se han inventariado 1.434 especies maderables. Las mismas que ahora están al cuidado de los lugareños.