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Portoviejo
El mejor amigo le brindó un trago y luego lo mató

El próximo 30 de abril se cumple un año más de la muerte de Mélido Gonzalo Chanalata en el sitio Mejía, de la parroquia Picoazá.

Sábado 21 Abril 2018 | 09:00

En casa de sus hermanas aún cuelgan los retratos y los recuerdos vuelven a la mente de las personas que lo conocieron cuando se encuentran con algo que era de su gusto. Desde la música ranchera o el pescado de río que tanto le gustaba. 

“El pescado de mar asado era otra de las comidas que le fascinaban y lo obligaban a llegar a la casa de forma puntual para servirse un buen plato”, dijo Gladis, una de las hermanas del fallecido.
Añadió que entre sus hermanos ya comenzaron los diálogos para realizar una misa y velorio en la casa de la familia, para no dejar pasar el momento por alto. 
Misterio. A pesar de haber transcurrido trece años de ese capítulo terrorífico, los hermanos de Mélido se siguen preguntando qué sucedió para que se haya dado el doble crimen.
Recordaron que perdió la vida en un hecho similar a una película del viejo oeste, ya que al verse herido de bala y presintiendo su muerte; alcanzó a sacar un revólver y disparar a su victimario.
El proyectil alcanzó a la persona que inició el problema y también murió en el mismo lugar. “Eran grandes amigos y tuvieron un inconveniente que jamás logramos descifrar”, expresó Carmen, otra de las hermanas Chanalata.
Compartieron.  El día del crimen Mélido Chanalata, conocido entre sus amigos como “El Charro” por su afición a la música mexicana, partió desde Mejía hacia el centro de Portoviejo para pasar con su cónyuge, y ya en la tarde retornó para saber del estado de salud de su madre, a quien le dio un derrame cerebral. 
A eso de las 15h00 pasó por el acceso a la casa de los progenitores, en taxi. Frente al billar Mélido se encontró con su mejor amigo, quien le extendió el brazo con el saludo y con un trago de cerveza, encontrando respuesta favorable. 
El amigo le pidió que no avanzara y que se quedara un momento para departir. Entonces Chanalata se quedó para no incomodar a su amigo. 
Luego de un par de horas, Mélido creyó conveniente seguir su ruta, porque en su mente se mantenía la idea de ir a saber cómo se encontraba la autora de sus días. 
Ataque. Según Gladis, los testigos mencionaron que su hermano pagó cierta cantidad de cervezas y se dispuso a salir del local; antes de eso su amigo le sirvió un vaso de licor. De pronto Mélido dio la vuelta y al dar la espalda fue atacado.
Sonó un primer disparo que lo impactó en la pierna derecha, y al presentir la desgracia Chanalata sacó su revólver e impactó a su amigo justo cuando éste apretaba el gatillo por segunda ocasión.
Muerte. En defensa propia Mélido Chanalata terminó con su rival, ya que la bala que disparó hizo blanco en el pecho de su amigo. Sin embargo, su victimario también disparó y ese segundo tiro dio en la frente de Chanalata.
Doña Carmen recordó que eran los tiempos en que no existía la ley de armas y las personas transitaban con revólveres y pistolas.
La Policía estuvo presente en el lugar de los hechos y tras recabar información dispuso el levantamiento de los cuerpos. 
No hubo detenidos porque los involucrados en el percance terminaron con sus vidas como si se tratara de un duelo. 
Chanalata se dedicó siempre a la agricultura y en ningún momento le hizo un mal a nadie, expresaron sus hermanas. Cuando él murió dejó a un niño que apenas tenía tres meses de nacido.
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