Cuando Pablo (nombre protegido) emigró desde Manta hacia Estados Unidos creyó que volvería algún día a su país con sus sueños cumplidos.

Pero la realidad de Pablo fue tan cruel como la que están viviendo muchos  latinoamericanos que desde hace un año son deportados.

Pablo es un mantense de 50 años que viajó a EE.UU. en el 2003, pero hace un año está de vuelta tras ser deportado por las nuevas regulaciones impuestas por el gobierno de Donald Trump.

Desde entonces ha tratado de emplearse en algo fijo y rentable sin poder lograrlo, pero lo que ha hecho es montar un pequeño negocio de comida rápida para poder subsistir.

Asegura que por la falta de oportunidades laborales lleva a muchos ecuatorianos fijarse como meta vivir en Estados Unidos, aunque sea de ilegales.

De su periplo cuando hizo este viaje prefiere no acordarse por todas las vicisitudes y riesgos que asumió para quedarse en Estados Unidos, pues llegó con visa de turista y al igual que muchos deciden quedarse.

El clima, la delincuencia, no saber el idioma y el consumo de droga en todas partes son los riesgos más latentes por las calles de cualquier ciudad de Estados Unidos, dijo.

“Pisar suelo americano es otra cosa, porque aunque estuve como ilegal pude desempeñarme en varios trabajos; pero otra cosa que me motivó para quedarme fue un amor  fugaz, ganar dinero y ayudar a mi familia en lo económico”, refirió.

Unos se casan por papeles.  Durante su primer año, Pablo trabajó durante jornadas largas en un restaurante de comida rápida, pero de a poco se fue abriendo paso y consiguió un trabajo de mejor paga en una factoría. 

El tiempo pasó y al cabo de tres años sin papeles, se enamoró de una norteamericana. Pero él estaba enamorado de ella y no de los papeles. 

Ese amor fugaz engañó a Pablo haciéndole creer que casándose con ella obtendría sus papeles y podría regresar a su país a visitar a su familia. 

Se casaron, pero el matrimonio no duró ni un año porque ella lo abandonó llevándose todo lo que él poseía y nunca pudo tramitar el permiso de su residencia. Tiempo después inició los trámites del divorcio por su cuenta. 

Hasta que llegó al poder el presidente Donald Trump y con él las medidas que dejaron desamparados a migrantes como él. 

Deportación voluntaria.  Muchos indocumentados suelen ser deportados bajo arresto, pero el caso de Pablo fue una autodeportación (deportación voluntaria) y decidió regresar a Ecuador.

“Todos los indocumentados soportan la presión con la que se vive allá bajo las redadas que inmigración hace todos los días, pero ahora vivo en mi país sin miedo a ser deportado”, expresó.

Hasta junio del 2017 desde la llegada de Trump, 150 ecuatorianos sin papeles han sido detenidos en Nueva York, Nueva Jersey  y Pensilvania. Y asegura que unos continúan encerrados mientras otros fueron liberados y deportados a Ecuador, según relata diario El Comercio.

"Nunca creí que me deportaran". En ese grupo ingresa Miguel, quien estuvo detenido casi un mes en una cárcel de Nueva York. 

Miguel tiene 36 años y es un migrante ecuatoriano que vivió en Estados Unidos durante 10 años, pero ahora radica en Quito.

Durante ese tiempo dice que no enfrentó problemas con la Policía de Migración, pese a que su estatus era irregular. Por eso se sorprendió cuando fue perseguido desde su casa en Carolina del Norte por agentes de Migración, quienes lo interceptaron pidiéndole sus papeles, pero terminó siendo detenido. 

A partir de ese momento las autoridades iniciaron un proceso de deportación en su contra y hace tres meses está de nuevo en su país, pero en una ciudad distinta en la que se crió. 

La semana pasada Miguel contó su experiencia y reveló que el tiempo que estuvo encarcelado se halló con ocho ecuatorianos que también fueron detenidos porque tampoco tenían papeles al igual que él.

“Nunca imaginé volver así (deportado), pero luego de esta amarga experiencia deseo pronto establecerme acá; será difícil porque ya estaba acostumbrado a otro ritmo de vida en Carolina del Norte”, comentó. 

Desde que Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos, en enero del 2017, ordenó a su administración aplicar de manera más agresiva las leyes de inmigración. 

Desde entonces, la Policía tiene la orden de encontrar, detener y deportar a los migrantes sin papeles, entre los que están cientos de ecuatorianos. 

>Ecuatorianos en números. Según un estudio en los Estados Unidos, residen un total de 687.000 ecuatorianos. La cifra se divide en 270.000 nacidos en Estados Unidos (descendientes), y 417.000 nacieron en el Ecuador. 

El 66% de la población ecuatoriana en Estados Unidos vive en los estados de Nueva York y Nueva Jersey. El número de inmigrantes indocumentados ecuatorianos en Estados Unidos se redujo un 31% desde 2010, según un informe publicado en febrero del 2018 por el Centro de Estudios de Migración (CMS, por sus siglas en inglés), señala una publicación del diario El Universo de febrero pasado.