Con él aprendió lo grandioso del sentimiento, así como la paciencia y el esfuerzo. Juntos lograron estructurar una familia de bien por más de 40 años de entrega mutua.

Sin embargo la felicidad llegó a su final el 9 de mayo del 2016. 

Ese día Manuel cerró sus ojos para la eternidad tras ser víctima de un accidente de tránsito que le impidió cumplir con la visita a uno de sus hijos.

Apenas había salido de su vivienda a bordo de una moto cuando fue impactado por una motocicleta cuyo conductor se disponía a rebasar a otro automotor. El impacto fue tan contundente que la muerte se dio en cuestión de minutos.

Los dolientes habitan junto a un restaurante, en la vía Charapotó-San Clemente del cantón Sucre. Es un negocio familiar. 

El aroma que sale de la olla se apodera del sector, así que los turistas hacen del sitio un reconocido paradero para alimentarse y recargar energías antes de seguir su camino.

El 9 de mayo, cerca de las 10h00, se produjo el percance.

A doña Domitila le avisaron en un primer momento.

Como sufre de la presión en un principio le contaron que Manuel había resultado con golpes leves, y luego de tres horas le comunicaron la noticia fatal. 

 Desfalleció. Ella no lo podía creer, ya que se habían visto en la mañana y conversaron sin contratiempo, como era su costumbre. 

La señora se sintió desfallecer. Le parecía increíble que el hombre que le enseñó a descubrir el amor y con el que compartía su vida hubiera muerto. 

El impacto de la noticia la hizo perder la noción del tiempo. 

La Policía, en su momento, informó que el afectado fue llevado al hospital Natalia Huerta, del cantón Rocafuerte, pero por su delicado estado de salud fue transferido al hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de Portoviejo, donde murió alrededor de las 15h15. 

Los restos de Manuel fueron depositados en el cementerio general de la parroquia Charapotó. 

La viuda conserva los mejores recuerdos de quien la llamaba “Negra” con cariño y profundo respeto.