La violencia de género es un problema que afecta a todos los miembros de la unidad familiar. Se manifiesta como el símbolo más inhumano de la desigualdad que existe en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión. 

La Organización de Naciones Unidas en la IV Conferencia Mundial de 1995 reconoció que la violencia contra las mujeres es un obstáculo para lograr los objetivos de igualdad, desarrollo y paz, y viola y menoscaba el disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales. 

En las agresiones a las mujeres estas tienen una especial incidencia, actualmente hay una mayor conciencia que en épocas pasadas, gracias, en buena medida, al esfuerzo realizado por las organizaciones de mujeres en su lucha contra todas las formas de violencia de género. Ya no es un «delito invisible», sino que produce un rechazo colectivo y una evidente alarma social. 

Los poderes públicos no pueden ser ajenos a la violencia de género, que constituye uno de los ataques más flagrantes a derechos fundamentales como la libertad, la igualdad, la vida, la seguridad y la no discriminación proclamados según la Constitución de cada país. 

La violencia de género se debe enfocar por una ley de un modo integral y multidisciplinar, empezando por el proceso de socialización y educación, respetando la igualdad, la dignidad humana y la libertad de las personas. 

Igualmente se deben establecer medidas de sensibilización e intervención en el ámbito sanitario para optimizar la detección precoz y la atención física y psicológica de las víctimas, en coordinación con otras medidas de apoyo.

Las situaciones de violencia sobre la mujer afectan también a los menores que se encuentran dentro de su entorno familiar, víctimas directas o indirectas de esta violencia. Debe contemplarse también su protección no sólo para la tutela de los derechos de los menores, sino para garantizar de forma efectiva las medidas de protección respecto de la mujer.

Si bien la violencia de género tiene un impacto devastador en la vida de mujeres y niñas que son la mayoría de las víctimas/sobrevivientes, también es un impedimento el desarrollo de hombres y niños. Eliminando la violencia de género y las desigualdades de género ayudan a fortalecer sociedades enteras.

Por último, desde el punto de vista judicial encontramos un fenómeno muy complejo en el que es necesario intervenir desde distintas perspectivas jurídicas, que tienen que abarcar desde las normas procesales y sustantivas hasta las disposiciones relativas a la atención a las víctimas, intervención que sólo es posible a través de una legislación específica.